FW de Klerk ha muerto, muerte a su infamia

Escrito por Benny del Paso el .

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El espejismo de la resolución de conflictos por la gracia de buenas personas tiende a aparecer en artículos necrológicos que buscan héroes. FW de Klerk ha muerto a sus 85 años en su casa de Cape Town. Un cancer ha puesto fin a uno de los instigadores de un crimen contra la humanidad, según la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre el sistema apartheid en Sudáfrica y Namibia de 1973. Ríos de tinta se están escribiendo en la prensa internacional fascinada por el milagro sudafricano. FW se ha ido con un último golpe de efecto para mantener este espejismo tras su muerte. En un video de 7 minutos, compartido tras su muerte, un enfermo FW repite su discurso apologético que niega la infamia que ayudó a mantener con su participación activa en gobiernos y a desmantelar al llegar al final de la carretera.

FW no fue una buena persona, FW no fue una mala persona. FW fue un chico aventajado, no sólo por nacer dentro de una familia de fundadores e ideólogos del sistema apartheid, sino por ser un hijo ambicioso que quiso superar políticamente a su figura paternal. Un hombre profundamente religioso, adscrito a la iglesia puritana de corte calvinista sostenedor moral del nacionalismo afrikáner y el apartheid, Nederduitse Gereformeerde Kerk. Un hombre con fervor nacionalista afrikáner y defensor de la supremacista de la raza blanca junto a sus compañeros de la hermandad Broederbond. Desde sus primeros tiempos como miembro de las juventudes del National Party (NP) su carrera le dirigía hacia el cielo. deklerk2Supo escalar las posiciones de poder claves para alzarse con el máximo galardón, convertirse en líder supremo y presidente del estado apartheid. FW esquivó purgas internas en su camino hacia adelante, saltando rangos del partido en uno de los periodos más sangrientos de la historia del apartheid. Y supo situarse estratégicamente en el lugar preciso en el momento oportuno, junto a la facción reformista del NP.

Un año antes de que FW arrebatara la sucesión al líder y presidente Botha, ya se habían iniciado encuentros entre prominentes figuras de la ejecutiva del NP y el gobierno del apartheid con el ANC en el exilio para calibrar y construir puentes de comunicación que permitiera una futura salida negociada que transformara el regimen autoritario en una nueva Sudafrica democrática. La caída del muro de Berlin, los fracasos militares en países africanos como en Angola, la deteriorada economía sudafricana, fueron algunos de las múltiples variables que allanaron el campo para entrar en negociaciones con los movimientos de liberación para desmantelar el régimen autoritario. La experiencia en Namibia fue un campo de entrenamiento para los nacionalistas afrikáners. El país vecino fue colonizado por Sudáfrica en 1920 y desde 1948 compartía la misma suerte que Sudafrica, un apartheid impuesto por los colonos sudafricanos del NP. En abril de 1989 las Naciones Unidas inauguró la fuerza de paz que supervisó la transición política e independencia del país. Los nacionalistas afrikáners no iban a permitir que Sudáfrica fuera objeto de otra intervención de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas y dejar en manos de internacionalistas el control del proceso de transmisión de poder a manos negras.

Pero nadie esperaba, ese dos de febrero de 1990, escuchar las palabras de FW en el parlamento sudafricano. FW anunció la legalización del partido de Nelson Mandela, African National Congress (ANC), y la salida de la cárcel de algunos de sus prominentes líderes. A pesar de que fue negociada durante meses antes de su anuncio, nadie esperaba ver fuera de la cárcel a Nelson Mandela diez días después. Ese fue el inicio televisado del fin del apartheid. Desde ese día, los partidos políticos condenados a la clandestinidad, desde los inicios de la instauración del gobierno apartheid en 1948, volvían a la legalidad. Un mes después, Namibia declaraba su independencia de Sudáfrica. El mundo observaba el desmantelamiento de un régimen que condenó a la población negra, mestiza e asiática a ser víctima de un crimen contra la humanidad.

El hombre que comunicó al mundo el desmantelamiento del apartheid en Sudáfrica, FW, fue un activo miembro del ejecutivo a cargo del aparato de represión que impuso estados de emergencia en el país en los 80s. Su complicidad y involucramiento con el régimen autoritario fue tal que en 1981 fue condecorado por su servicio Meritorio dentro del gobierno del apartheid. Desde 1985 hasta 1989 fue miembro del Consejo de Seguridad Estatal, el órgano gubernamental a cargo del diseño de las operaciones contra insurgencia y ejecución de masacres y asesinatos de opositores dentro del país. Tras ser nombrado presidente de la nación apartheid, FW pasó a presidir esas reuniones del órgano ejecutor de la represión apartheid. Esos años fueron los más mortíferos de la historia del apartheid. Los años en que más operaciones se aprobaron para ser ejecutadas por los escuadrones de la muerte. deklerk4El número de asesinatos entre 1988 y 1994 escalaron hasta las nubes. Tocando las nubes en los años entre 1990 a 1993, alrededor de tres mil asesinatos por año. Su complicidad en las operaciones encubiertas para desmembrar a fuego y sangre los movimientos de liberación dentro y fuera del país, fue testimoniada en la Comisión para la Verdad y la Reconciliación presidida por Desmond Tutu.

Poco documentos sobre las atrocidades del regimen quedan de la época anterior al mes de febrero de 1990. Lo primero que ordenó FW, tras el anuncio del fin, fue, primero la destrucción de todos los archivos custodiados por el Consejo de Seguridad Estatal y fuerzas seguridad. Segundo, el desmantelamiento y venta de la tecnología armamentística nuclear en manos del gobierno sudafricano. El gobierno supremacista blanco no podía permitir que los negros tuvieran en su poder el botón nuclear. Era clave borrar la historia para ser reescrita por los custodios del crimen contra la humanidad y mantener la infamia negacionista. Pero sí tenemos acceso a los archivos sobre la transición democrática donde se evidencian el papel de FW en obstaculizar el proceso de democratización para mantener el estatus quo de la minoría blanca. Campañas, como la conocida Tercera Fuerza, señalan con el dedo acusador la infamia de los perpetradores del sistema apartheid. En plena negociación política, FW permitió un programa para financiar y armar a un grupo de seguidores del movimiento nacionalista zulú, Inkatha, con el objetivo de atacar a las estructuras políticas del ANC dentro del país. El objetivo era provocar una guerra de negros contra negros que ofreciera al mundo exterior una imagen de barbarie y caos, si un gobierno de y para negros reinaba al sur de África. Al mismo tiempo que erosionaba la reputación del ANC dentro del país, para desmotivar electoralmente a los nuevos votantes, el 67% de la población que accedían al derecho del sufragio por primera vez desde 1948, en las elecciones democráticas que se celebrarían en 1994.

deklerk6Las maniobras de obstrucción y guerra sucia que FW orquestó, junto a su gabinete y líderes del NP, pusieron en jaque la transición negociada. El ANC, liderado por Nelson Mandela, se plantó y anunció su retirada de las negociaciones si FW y su gobierno no ponía fin a la Tercera Fuerza. Para recuperar la confianza en el proceso de negociación se estableció una Comisión de investigación presidida por el juez Goldstone. Las evidencias y testimonios recogidos por esa comisión no dejaban dudas sobre el involucramiento del gobierno dirigido por FW en la orquestación de la Tercera Fuerza. Esos mismos archivos de la transición democrática sudafricana muestran cómo, el gobierno presidido por FW y el NP, hicieron todo en su mano para proteger el privilegio de la minoría blanca. Primero abogando derechos de veto para los grupos minoritarios, después orquestando maniobras para diseñar un cambio institucional que mantuviese algún tipo poder de veto de la minoría blanca. No lo consiguieron. El diseño constitucional final es un modelo democrático de éxito que influye procesos de transición democrática.

El volumen de evidencias y testimonios recogidos por la Comisión para la Verdad y la Reconciliación contra FW requerieron su testimonio cuando el sistema democrático sudafricano echo a andar. En esos cruciales años para la restauración de la dignidad de las víctimas y su demanda de justicia, a través del simple reconocimiento de las atrocidades que el régimen apartheid infligió desde su instauración, FW no mostró un ápice de empatía o remordimiento. Su testimonio en la Comisión fue devastador para aquellos que mantenían esperanza por la reparación moral del reconocimiento de culpa. No llegó. Las imágenes de FW negando el crimen con arrogancia supremacista blanca fue su legado a la sociedad sudafricana. Esa herida, todavía abierta, está reflejada en el comunicado de la Fundación de Desmond Tutu a la muerte de FW. “Es una pena que FW de Klerk haya dejado pasar tantas oportunidades para reconciliarse con todos los sudafricanos reconociendo la extensión del daño infligido por el apartheid. El señor FW de Klerk podía haber aparecido en los libros de historia como un gran hombre de estado sudafricano, y decidió ser un pequeño hombre, sin espíritu de magnanimidad y bondad”. Fin de la nota.

deklerk3Su campaña para blanquear su imagen y sostener sus méritos para ser galardonado con el premio al Nobel de la paz tuvo que esperar a la muerte de Nelson Mandela. El líder del ANC, encarcelado durante 27 años en Roben Island, no dejó pasar una oportunidad para expresar sin paliativos su rechazo a vanagloriar la figura de FW. Tras salir de la cárcel en 1990, su primera entrevista televisada fue a la cadena norteamericana de ABC. Mandela contestó a la pregunta de periodista Ted Koppel sobre el papel de FW en facilitar la democratización del país, “el señor FW de Klerk no ha hecho nada para ser recompensado”. Pocos años después, tras ser preguntado por su galardón Nobel de la Paz junto a FW, Nelson Mandela arremetió contra FW. Justo cinco días antes de ser laureado con el Nobel de la Paz, “el señor FW de Klerk autorizó una redada policial en Transkei que acabó con la vida de 5 jóvenes negros en sus camas”. Sólo tras la muerte de Nelson Mandela, FW pudo mantener la infamia de ser el hombre orquesta que condujo Sudáfrica fuera del mundo de las tinieblas.

deklerk5Hasta sus últimas palabras postmortem, FW De Klerk y su Fundación no han dejado de sostener la infamia. La negación de la extensión de la maquinaria del horror cometido por el sistema apartheid. FW fue vocal en su fe hasta el mismo mes antes de entrar en la etapa pandémica Covid-19. El último acto de desdén hacia sus conciudadanos no blancos lo realizó cuando se conmemoraban 30 años de su discurso anunciando el fin del apartheid. En una entrevista a la televisión pública sudafricana, FW negó que el apartheid fuese un crimen contra la humanidad, alegando que nunca fue un genocidio. Una semana después atendía el debate sobre la nación en el parlamento, el último evento presencial antes de la era digital covid-19. Allí fue abucheado con gritos de indignación de unos pocos diputados exigiendo que desalojara el pleno. Un eminente jurista sudafricano, Tembeka Ngcukaitobi, especializado en resolución de conflictos y reparaciones en crímenes contra la humanidad define ese último FW “el argumento de que no se mataron suficientes negros para ser calificado como un crimen contra la humanidad, debería hacernos cuestionar la humanidad de la persona que realiza este tipo de argumento”. Muerte a la infamia, señor FW y hermandad de la supremacía blanca en Sudáfrica.


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