Los muertos primero

Escrito por Bonifacio Singh el .

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Madrid. El Borussia Monchenglaghbach resistió todo el partido nuestras acometidas encerrado en su área. Aguantaban los golpes agarrándose a las cuerdas del cuadrilátero. Habíamos perdido por cinco a uno en la ida. Alemania estaba helada, pero aquí el hielo da calor. Soportaron el acoso durante todo el partido, pero al final cedieron, aplastados por la cretina masa que somos. Teníamos que demostrar que podíamos gritar más que ellos. Estábamos roncos y nos sabía la boca a sangre. Cuando cayó el cuarto gol la avalancha me bajó por lo menos diez filas hacia el césped, aplastado. Nos abrazamos y gritamos. Allí seguimos esperando. Pasaron los años. Derribamos la portería del fondo Sur y Karembeu metió un gol de puntera sin apuntar que rebotó en el palo y entró llorando. Si los goles no entran llorando es que no son goles. Aunque se nos ha olvidado llorar, ya casi no me sale por tristeza, solo por ira o desesperación.

muertosprimero2Ahora quieren cobrar a la gente por saltar de un puente, sin goma elástica y sin colchoneta debajo. En el viaducto de Bailén pusieron unas barreras de metacrilato en teoría para que la gente no pudiera suicidarse. Por los laterales no resulta difícil burlar estas estúpidas barreras que lo único que consiguen es no dejar ver bien Madrid. Una vez pasábamos por debajo de este puente de los suicidas y había alguien tapado por una sábana espachurrado en el suelo. Era un doble para escenas difíciles al que durante el rodaje de la película “Canícula” le midieron mal la cuerda de la que dependería, o pendería, su vida. La cortaron demasiado larga, y se estampó. Fue una casualidad que lo viéramos. Lo mismo que aquella vez que vi a una anciana atropellada en la calle Francos Rodríguez. De debajo de la manta sanitaria brillante que la tapaba sobresalían un charquito de sangre y un brazo con una bolsa de la compra de la que escapaba también la cabeza de un pollo, muerto como ella. Me impresionó, se me grabó en la retina. Pasé rápido por la acera para divisar la escena lo menos posible mientras una muchedumbre se arremolinaba a repartir morbo en sus seseras. Me recordó a la imagen de Jose que vi en el periódico, boca abajo, ahogado, sacado del Tajo por la lancha de la Guardia Civil.

Billy se llamaba Gabriel. Le gustaba disimular, hacerse el tonto. Lo vi hacerse el dormido cuando una chica se le acercó para llevárselo al huerto. “¿Se ha ido ya?”, nos preguntó a mí y al Galgo cuando ella desapareció por la puerta, e inmediatamente saltó de la cama y se puso a fumar y beber. Iba a lo suyo, nunca quería molestar ni que lo molestasen, no necesitaba a nadie más que a sí mismo. Me dijo antes de navidades que nos veríamos, pero, como siempre, puse su afirmación en cuarentena. Pensé que lo mejor era dejarle que él apareciera, como a él le siempre le apetecía hacerlo, por sorpresa. Cuando le apetecía venía y nos tomábamos unas docenas de cervezas y nos fumábamos una enorme cantidad indeterminada de porros de maría o hachís que él siempre llevaba encima. Incluso en los días en que no tenía un duro en el bolsillo Billy era capaz de invitar a todo sin pensárselo. Entonces recordábamos mil batallitas, porque el tío era gracioso. Nos parecíamos en que no nos molestábamos por casi nada, y, aunque él decía que era creyente, en el fondo no creíamos ninguno de los dos en dioses ni en nadie. Billy se llamaba Gabriel. muertos primero3Lo de Billy se lo puso al parecer una prima suya con la que cometió incesto, o a lo mejor otra prima suya con la que pudo cometerlo pero que no lo hizo por puro azar, porque era capaz de multiplicar los panes, los porros y los peces, y de follarse a cualquier tía que se le cruzara. Con el paso de los días tuve mis dudas, como siempre, siempre el como siempre, de que apareciera. Pensé en dejarlo a su libertad, así, cuando nos encontráramos, la cosa nunca sería forzada. La libertad como cadena. No nos llamó. Esperé hasta el siete de enero para enviarle un mensaje, para no obligarle a una visita. Me respondió con un wasap, me dijo que había pasado por Madrid a ver a sus padres, pero muy poco tiempo, volando. Siempre volaba a ras de suelo, como un pájaro o un Dios, que en realidad son la misma cosa. Se hizo el silencio durante unas semanas, un silencio extraño. Nos llamó un mes más tarde, de repente. Nos contó en crudo que tenía un cáncer de pulmón con metástasis, que había soportado dolores fuertes de espalda todo el invierno y que, tras mucho darle la brasa, los suyos habían conseguido que fuera al médico. Escuché sorprendido el ruido de fondo de un mechero, me dijo que se estaba encendiendo uno de los últimos. Le dije, mintiéndole a la cara, que había esperanza, que había que jugar el partido hasta el final, que la cosa se cronificaría tras el tratamiento. Él sabía de sobra que yo le estaba mintiendo y me contestaba que sí a todo, lo hacía para no herir. Nos despedimos hablando de Karim Benzemà, nuestro tema favorito en los últimos tiempos, sus carreras suicidas por la M-40, sus regates y goles imposibles. Fue la última llamada. Continuamos enviándonos mensajes durante ese mes en que en la tele elogiaban el carácter de Vladimir Putin como filántropo pacifista y el de Karim como follador de moras. Lo escuchaba con la voz cada vez más apagada. Aguantó unos días el fuego de la radioterapia, lo soportó solamente para ayudar a los suyos a seguir viviendo, hasta el último aliento abrasador. “Qué bien atraviesas el fuego, hombre Dios”, le dije en el penúltimo mensaje. Y en el último le conté cómo Luka Modric se escapaba corriendo de siete tíos como si jugara en el parking del hotel de refugiados cuando era pequeño. Billy dejó de respirar. Billy se llamaba Gabriel.

muertosprimero4Día del padre. Día de la madre. Día del niño. Día de los enamorados. Día de la mujer trabajadora. Día del hombre hijo de puta. Día mundial contra el cáncer de colon, de próstata, de mama, de pulmón, de hígado, de páncreas, de polla, de coño. Día de la curación mundial. Día de la inmortalidad. Día sin IVA en Mediamarkt. Día de aguantar la respiración todo lo que puedas sin ahogarte. Putin llegará desde los Urales y se follará a tu madre. Y a ella le gustará, porque tendrá el primer orgasmo de su vida. Mi madre se levanta de la cama y llora porque no recuerda cómo se hace la tortilla de patatas. Se levanta como sonámbula, me despierta intentando que me dé un ataque al corazón, zarandeándome, chillando, son las cuatro de la mañana. Le digo que vuelva a acostarse pero me responde que está asustada, que no se acuerda de cómo hacer la comida, que quiere morirse, que quiere marcharse de una vez. La escucho gimotear debajo de su manta. Me tumbo en mi cama y trato de bajar las pulsaciones.  Tengo las mandíbulas apretadas y los hombros contraídos hasta casi no dejarme respirar. Pienso en caminar por Madrid en la oscuridad, cuando no haya nadie por las calles. Poco a poco me voy relajando. Me duermo. Nunca recuerdo lo que sueño ¿Queda algo ahí fuera? Sí, estás tú, Madrid.

Billy se llamaba Gabriel.
Cobrar a la gente por saltar de un puente.
Muerte, alégrame el día.
Follar debajo de un paso de semana santa.
El Borussia de Monchenglaghbach
encerrado en su área hasta el minuto noventa
para al final siempre perder.
Molto longo 90 minuti en el Bernabéu Vida,
y aprender a decir que no
como la más difícil de las carreras universitarias.
Estudiar es para vagos.
Mandarte a tomar por culo
es aprender física cuántica.
La certeza es la peor prisión,
caminar sin zapatos sobre brasas y pinchos
resulta mucho más fácil
que estamparte un no rotundo
en tu puta cara.
Atarse al cuerpo una goma elástica
y saltar al vacío
sabiendo que es demasiado larga
o no queriéndolo saber.
Nietzsche volviéndose loco
de cordura.
Barrera antisuicidas de metacrilatomuertosprimero5
que cualquier cojo saltaría.
Metralletas sin balas
fusiles con flores en el cañón.
Putin follando con tu madre
consiguiendo que tenga su primer orgasmo.
Agarrarse a la vida sin querer hacerlo
con uñas y empastes dentales podridos.
Dentistas y veterinarios
inundando las ciudades de clínicas de saldo.
Seguro médico con tarifa plana para perros, gatos y hamsters.
Tu padre en un geriátrico drogado con pegamento Imedio o Supergen.
Soñar con volar,
vivir reptando,
pasar el tiempo aprendiendo a decir que no
sin que salga de tu boca más que un
sí bwana Vida.
Kunta Kinte siempre se la chupa al amo,
se traga todo el lefazo con sabor a whisky y miel.
Atrapados a la fuerza entre tu enredadera ecológica de
alambre de espino.
Calentamiento global
en tu culo
que solo con verlo pone las pollas como piedras.
Meterte el menhir y verte jadear
es el paraíso.
Quimioterapia penalti Panenka.
Karim Benzemà todavía no estaba
cuando el Borussia de Monchenglaghbach ya se encerró en su área,
90 minuti molto longo en el Bernabéu Vida
para terminar siempre perdiendo.
Comer chorizo por el día durante el ramadán.
Hacerse pajas bajo un paso de semana santa
después de haber bebido y esnifado lo suficiente.
Siempre es tarde,
la dicha no suele ser duradera ni buena.
Colocarse para no recordar lo gilipollas que eres.
Cobrar a la gente por saltar de un puente.
Muerte, alégrame el día.
Billy se llamaba Gabriel.


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