California (La santa polla)

Escrito por Bonifacio Singh el .

polla1

Cuando me miro en el espejo veo a un hijoputa, a un débil, a un cobarde, me desprecio. Soy un inútil que no supo ganarse el sustento. La figura deteriorada que veo reflejada me dice que no sabe nada y que le fue imposible aprender lo que debía aprender, por ser gilipollas o por no querer integrarse. No pasaré a la historia dentro del catálogo de personajes ilustres, intachables, ni ejemplo moral para nadie. Aunque tampoco quiero, ni quise éso. En esta vida traté de sobrevivir con las cartas que me tocaron. Puedo asegurarte que no fueron las mejores, pero intenté conservar la vida para permanecer como cimiento, para no causar pena, manteniéndome firme, al menos en apariencia, en todos los momentos en que pude frenar a mi subconsciente sin parecer un escombro. La procesión siempre ha corrido por dentro, pero me propuse no dejarla salir a la calle a compartir el velatorio. Traté de sonreír y de quejarme lo menos posible, intenté en todo lo que me fuera posible ser la carga menos pesada para los míos, a los que traté de brindar mis dos manos y mi compañía, lo único que tengo. Nunca me marché lejos aunque hubo momentos en que deseé tirarlo todo y seguir adelante sin mirar atrás. La memoria me guía, la memoria me lastra. Lo único que pude y puedo prometer es no hacer daño a nadie, y creo que no lo hice. Sólo puedo añadir que al que no le guste que no mire.

California.
Yahvé.
Ya ves.
Eutanasia.
Suicidio involuntario.
Patada en los huevos.
Gritar durante tu minuto de silencio.
polla2Limpiarse el culo.
Me limpio el culo
con tu país
me limpio el culo
con tu bandera
me limpio el culo
con tu
puta religión
con tu cultura
con tu Dios
con tu buen rollo
con la naturaleza
me limpio el culo
con tu familia
con tu tradición
y con tu educación.

California en llamas.
Bruxismo de moda.
Clínicas dentales y veterinarias.
Limpiarse el culo.
Santa polla consagrada
ensangrentada
que te folla
que te comes
la de Dios
la de Aláh
o la del
Dalai Lama.
Viajar a California y
quemar todos los bosques
todos esos putos bosques.
Atar una antorcha a la cola de un burro
y quemar todos esos asquerosos bosques de secuoyas decrépitas
de mil jodidos años
es mi único deseo,
darles por fin un merecido descanso.
Verlos arder
esos bellos bosques
ver salir llamaradas
que lleguen hasta el cielo
como auroras boreales y que
huela a carne asada,
comunas jipis, mansiones y chabolas
todos juntos carbonizados.
Beber la sangre
que sale de mis encías.
Quemar todos los putos
bosques de
California
es ya el único deseo
altruista
humano
que
me queda.

Las llamas llegan desde
California
California drimin,
hoguera
hasta Oregón.
Me limpio el culo
con tu pasado
con tu presente
y con tu futuro
inexistente.
Necesitas a alguien que te quiera
polla3necesitas a alguien a quien odiar.
Necesitas a alguien que te folle
por delante y por
detrás.
Como un perro que reclama la merienda
como un putero en un polígono industrial.
Anuncios de implantes de polla,
aumentos de tetas y cerebro
para feministas.
Me limpio el culo
sobre tu sombra,
sobre tu tumba,
sobre la lápida de tus padres
y la de tus abuelos
me limpio el culo
sobre todos esos mierdas tuyos.
Sobre tu Dios hijo de puta
sobre el trapo ese de tu enseña militar
sobre tu orgulloso blasón
sea del color que sea
y sobre tu madre,
ya sabes que
se la follaron unos cuantos.
Me limpio el culo
con tu tradición
con tus ideas
me limpio el culo con tu razón
y con tu sinrazón,
me limpio el culo con tus lágrimas
de cocodrilo,
con tu nihilismo
y con tu corazón
chapado en oro
me limpio el culo
con la ilustración.
Soy islamófobo
pero te voy a poner
mirando a La Meca.
Quemar todos los bosques
de California.


El piso de abajo. El piso maldito. Mi casa es un 2ºC. El 1ºC está maldito. Maldito. Allí sucedió la historia del gato. Murió la vieja que lo habitaba. Se trasladó allí una pareja. Ella delgada. Él calvo con gafas. Parecían muy acaramelados. Entraron al piso con un gato metido en polla5una caja enrejada. Un gato gris y blanco. Pasaron un par de meses. Comenzaron a escucharse ruidos raros, portazos, y golpes en las paredes. Luego voces. Luego voces más altas. Ella le gritaba, él la gritaba. Y más gritos, más gritos. Y luego golpes. Un día ella escapó y él se marchó. Dejaron al gato en el patio interior. Pasaban los días y nadie volvía a casa. El gato estaba abandonado. Lo mirábamos por la ventana y al vernos nos maullaba pidiendo auxilio. Le lanzábamos agua para que se hiciera un charco y bebiera. Luego el tirábamos boquerones. Un día le lanzamos medio kilo de boquerones en un papel. Aquello comenzaba a oler a boquerones y a meado de gato. El hijoputa del gato maullaba, pidiendo socorro. Pasaron dos meses, el gato bebiendo agua de los charcos y comiendo boquerones que caían del cielo. De repente, un día volvió el calvo con gafas. De su mujer no se supo nunca más nada. Puede que la descuartizara y la lanzara a un pantano metida en una maleta, pero eso son cosas personales y no hay que meterse. Puso el piso en venta y sacrificó al gato, pero sin dolor, mediante inyección letal. Al cabo del tiempo otra pareja habitó la casa. Una rubia de tetas grandes y un calvo. A los pocos meses comenzaron los gritos y los golpes en los muebles, en las paredes, hasta que ella salió un día huyendo. El día de la marmota se sucede una y otra vez en ese piso. Veo a la rubia de las tetas gordas por la calle y pienso en cómo se la debía taladrar ese calvo feo en el piso maldito, y me excito pensando en sus tetas y en su cabellera de rubia puta con aspecto de rusa yonki, aunque ella es una zorra más de Tetuán de las Victorias.

Haz el favor de no gritarme. Si vas a montar una escena, que sea porno. Madrid ratonera. Veo carteles de un festival musical a favor del cambio energético y en contra del patriarcado, todo mezclado. Panda de hijos e hijas de puta que caminan por estas calles, todos hijos de rameras de pago o gratis, todos lo somos. Hombres y mujeres que aspiran sorber semen sin lactosa, sin aceite de palma, semen sin grasas saturadas ni colesterol del malo. Semen sin dióxido de nitrógeno. Semen incoloro, inodoro e insípido. Semen con aromas a madera y a frutas del bosque. Escalivada de semen con un ligero toque a castañas y a boletus. Semen sin gluten, delicioso para celiacos.

Justo debajo del piso maldito de mi casa, en el entresuelo, en el bajo, hay un taller clandestino, taller lou cost, que no paga impuestos. Un taller que lleva ahí treinta años, o más, o desde que el mundo es mundo. Un taller clandestino de tapicería. Cuando trabajan se escuchan golpes y huele como a pegamento Imedio, el olor sube por toda la escalera. Es agradable ese olor. Buen olor. El tapicero está deforme a causa de la adicción al pegamento. Su hermano murió en la habitación de al lado de mi padre, los dos de cáncer de pulmón. Mi padre polla4fumaba Ducados, el hermano del tapicero inhalaba pegamento Imedio, o Supergen, ocasionalmente cuando visitaba a su broder. El puto tapicero, el deforme, cuando llega a su casa echa de menos ese olor. Su mujer le echó de casa una vez, y se cambió a otra, sin problemas, de buen rollo, sin pegarla, al menos que se sepa pero, eso sí, no puede prescindir del pegamento, de inhalarlo, maravilloso y puto pegamento. La gente se queja del olor, pero luego se compadece, al verle la cara de pena que pone, porque el tapicero está deforme. Es un hijoputa deforme, y falso, porque intenta dar pena pero es un cabrón contaminador. No se sabe cómo sigue vivo, ha mutado con el pegamento, con la cola Supergen. Las sillas que tapiza se despegan con facilidad, las deja echas una mierda, porque compra el pegamento que no pega a los chinos, pero huele muy bien y crea una placentera adicción. El tapicero hijoputa del bajo. Hijoputa yonki del pegamento. Toda la escalera huele a pegamento, el olor asciende hasta el cielo y se esparce por la ciudad. Y tu padre coge cáncer, un cáncer de pulmón superagresivo y super rápido por culpa de mi tapicero. Y tú heredas su casa, y luego la vendes, y te vas al campo a vivir con tus hijos y la zorra de tu mujer, que se tira de vez en cuando a su jefe, o sueña con ello, y tienes una piscina, y haces fotos con tu móvil de tu felicidad, pero el olor a pegamento Imedio llega desde la ciudad si soplamos muy fuerte el hijo de puta del tapicero y yo.

Camino por las calles de Madrid, con frío y con calor. Luego vuelvo a mi habitación de paredes acolchadas. Tú también estás para que te acolchen la habitación. Lees Patria. Viajas por el mundo haciéndote selfis. Vives en chalet del extrarradio, con piscina. Tus hijos serán ingenieros, médicos o abogados, y se divierten por Europa con becas Orgasmus. No saben que Europa hace tiempo que ha muerto. Me despierto. Me levanto. Sigo caminando. Se hace de noche. Veo en una calle a un galgo cagando, con su amo, en medio de la carretera. Por la esquina aparece otro galgo, con un ama. Parece que van juntos, pero no. Ella le dice a él que el suyo, el gruñón que lleva un collar rosa para tapar la herida de cuando quisieron ahorcarlo, se lleva mal con los otros galgos, que está un poco traumatizado de sus semejantes. Me alejo. Se escuchan más gruñidos. Madrid.

Santa polla, llena eres de gracia.
Santa polla consagrada, vida, dulzura y esperanza nuestra.
Santa polla, reina y madre.
Santa polla, el señor es contigo, bendita tú eres.


Imprimir