Los yonkis del futuro

Escrito por Daniel Prieto el .

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Tenemos lo que merecemos como mundo. Ir al Mac Donalds y pagar cuarenta euros por cuatro mierdas. Bandas de música municipales y orquestas sinfónicas subvencionadas por ayuntamientos con las calles sucias con cada vez más gente que no tiene para comer. Los funcionarios y sus sueldazos y sus reivindicaciones salariales y sus días libres y sus cafés y sus "¿tenía usted cita?" y sus "vuelvo en cinco minutos" y sus "no puedo ayudarle" y sus "no es problema mío". Encender la televisión y esperar a que lleguen nuestros cánceres. Enfermos de cáncer influencers, busconas que van de intelectuales en las tertulias de la tele, poetas del corredor de la muerte. Todos estamos en el corredor de la muerte pero nadie nos lo ha dicho. El reloj corre para todos nosotros y el día señalado la endiñaremos. Solo que nosotros desconocemos la fecha. La primera vez que entré en un Burguer King tenía más de treinta años y no sabía qué era un Whooper. Me sonaba a una marca de detergente o al nombre de algún personaje de Star Wars. "Yo voy a pedirme un Whooper." "¿Qué coño es eso?"


danipriet2Martín no quiere actuar en la fiesta de fin de curso de su colegio. No me extraña. Es una especie de imitación de esos programas de la tele donde presuntamente se premia el talento. "Papá, ¿es que no entiendes que tengo miedo escénico?".

Se traspasa. Youtubers recién nacidos. Cáncer terminal. "¿No tienen el último modelo?" Mayweather y su combate con el youtuber. Me mola mogollón tu chaqueta. Todo es posible. Matrimonios perfectos. Viagra china. Nos vamos de vacas a Londres. Hay cucarachas. Te quiero. El vacío sideral. Los yonkis del futuro. Restaurantes de lujo para idiotas. Atracadores sin pistola. Te sienta tan bien ese vestido. Matrimonios perfectos. Tres rayas sobre el coño de la negra. Tiendas de Zara que antes eran cines. Ya no hay cines. Netflix. Matrimonios tan perfectos. Secarte la cara con el lado de la toalla con el que te has secado el culo. Colegios privados. Dos millones de likes. Cuando Fats Domino decidió no abandonar nunca más New Orleans y rechazó ver al presidente en la Casa Blanca. Planes de pensiones. Pásame la sal. Timos de Internet. Playas privadas. Las putas del mañana. Matrimonios tan asquerosamente perfectos. Lleve tres y pague dos. Sara Carbonero e Íker Casillas. Sentirse realizado. El vacío.


danipriet3Martín tiene seis años. Sospecha desde hace tiempo de la existencia de los Reyes Magos. Me pregunta cómo es posible que sean diferentes según la cadena de televisión que pongas, que cómo pueden leer todas las cartas y comprarle a todos los niños del mundo lo que piden, que cómo saben quién se porta mal, que cómo pueden estar en tantas cabalgatas a la vez... Yo recurro al argumento de la magia, que todo lo hacen gracias a su magia. Me observa y frunce el ceño mientras intento buscar una salida. "Papá, ya no soy un niño", me dice moviendo la cabeza de lado a lado mientras me deja petrificado.

Borja tendría sobre veinte años y parecía que tuviese diez. Por eso le llamábamos "El niño de Tui". Juraba y perjuraba que, de pequeño, había visto levitar a su hermana. Estaba haciendo Biología. Vivía con otros tres tíos en un piso de estudiantes que jamás habían limpiado. Borja se había traído un gallo de su casa. Lo acariciaba a menudo mientras veía la tele. El gallo dormía con él en un colchón sin ropa. Borja dormía al raso envuelto en sábanas sucias. El colchón estaba todo lleno de cagadas del gallo. Lo mejor de todo era que Borja parecía una persona normal, con sus gafitas en su cara menuda, con esa cara de no haber roto nunca un plato. Al gallo lo metían de día en un armario para que no cantara. Le daban cerveza, whisky y Trankimazín. Volaba a veces un poco. Cuando llegaban al piso después de haber pasado el fin de semana en su casa, Borja hacía un gurruño con toda su ropa limpia y lo tiraba en la misma esquina de su habitación en la que había otros gurruños de ropa sucia. Iba toda la ropa mezclada: los calzoncillos con las camisas, los calcetines con las chaquetas, los pantalones con las cazadoras... Borja era un tipo peculiar. Un día levanté un colchón que había en el salón y salieron corriendo en todas direcciones miles de minúsculas arañitas negras, como en una película de terror. Había un palmo de mierda en el suelo de todo el piso, lo bueno era que podías tirar directamente la basura al suelo.

danipriet4Nos queda Jerry Lee Lewis y poco más. El panorama es desolador. Veo a todos esos caradeconas de Los conciertos de Radio 3 y me dan náuseas. Little Richard ha muerto, hijos de puta, pero cagaría por encima de vosotros. Escucho Radio 3 y pienso qué habrá sido de aquella emisora, ¿dónde estará? Pero es mejor así. El rock and roll siempre ha sido un reino de marginados. Y siempre renacerá. Los vídeos porno de Chuck Berry y Bo Diddley. La Popular 1. Lou Reed cagando en un plato. "Sabes que el día destruye a la noche, la noche divide al día". Toño, el cantante de Burning, muerto de sobredosis. Buddy Holly en un universo paralelo componiendo las canciones de su madurez y abriendo nuevas dimensiones musicales. Prince y Michael Jackson de gira. Bowie y Lemmy borrachos.

Hacía calor. La ventana del salón estaba abierta. Fui a mear y, entonces, un vecino me llamó por el telefonillo. "El chaval está tirando los juguetes a la carretera y como le dé a un coche va a provocar un accidente". Martín se había dedicado a arrojar piezas de un juego de construcción por la ventana, sin ser consciente del daño que podía causar. Le eché una bronca memorable. "Castigado sin televisión, sin Internet y sin nada". "¿Por cuánto tiempo?" "Hasta que yo lo diga". Pasaron un par de días y el castigo se le hacía insoportable. "Papá, ya que nunca me vais a perdonar a lo mejor tendréis que llamar a una casa de acogimiento para que otra familia me adopte, ¿no te parece?".

danipriet5La capa de grasa de la cocina del piso de Borja era tan espesa que era imposible pensar en cocinar allí, estaba literalmente llena de bolsas de basura apiladas hasta el techo. Las colonias de hongos de los platos del fregadero ofrecían una amplitud de colores muy vistosos, como los arrecifes de coral. Sobre los platos había costras rojas, amarillas, verdes, azules y de todos los colores imaginables. Miles de pequeñas moscas revoloteaban a su alrededor incesantemente, en un bello espectáculo. Se trataba de un pequeño ecosistema perfectamente equilibrado, con sus pequeñas maravillas. El suelo del baño era una especie de colchón de pelos de los huevos mezclado con pis seco y trocitos de mierda. Podías diferenciar el puntito blanco de alguna raíz de pelo si te lo proponías. Parecía increíble que aquel chaval aniñado y con aspecto frágil pudiese siquiera entrar allí. Olía como a un vertedero de pollas muertas. Lógicamente, Borja y sus compañeros siempre pedían comida a domicilio. Solía venir en platos o en recipientes de plástico o papel de aluminio que, cuando terminaban, arrojaban con indiferencia al suelo con restos de comida incluidos. Cuando tirabas el pitillo al suelo tenías que tener cuidado de que no prendiese en toda aquella basura. O nos iríamos todos al infierno.

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