Por qué es necesario aprender otras lenguas

Escrito por Mercado Navas el .

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Aprovechando que estamos celebrando el IV centenario de la muerte de Cervantes, me propongo convencerles de que no deben Vds. conformarse con hablar la segunda legua del mundo en número de locutores. Creo que don Miguel tampoco lo hacía. De hecho, las fue aprendiendo a lo largo de su viajada vida y apostaría a que no habría sido capaz de regalarnos su formidable patrimonio literario sin los idiomas que fue incorporando.

Una lengua es un sistema de comunicación con vocación de dar cuenta de todo lo que rodea a un individuo y su comunidad: lo vivo y lo inerte; lo presente, lo pasado y lo futuro; lo real y lo ficticio. Este sistema actúa como una retícula superpuesta a los distintos ámbitos del conocimiento que aspiramos a aprender y expresar. Hay retículas que compartimentan su campo de intervención de manera parecida. Hablamos, entonces, de lenguas hermanas (como las lenguas romances). Otras veces, la similitud es menos evidente (como es el caso de la relación entre aquéllas y las germánicas, que están, sin embargo, emparentadas por su origen indoeuropeo). Con todo, lo más frecuente, a escala mundial, es que la mayor parte de las más de seis mil lenguas identificadas no tengan nada que ver las unas con las otras. No podemos ni siquiera imaginar la variedad de esquemas con los que la especie humana ha ido decidiendo 'cuadricular' sus microcosmos a lo largo y ancho de la Tierra.

Juan de Jauregui - Retrato Miguel de CervantesEs por todo ello por lo que constituye un sano ejercicio mental y psicológico ser capaz de aventurarse en otras lenguas. Cuanto más extrañas, mejor aunque al que suscribe le ha bastado adentrarse en dificultades de tipo 2 (otra lengua indoeuropea) para llegar a la conclusión a la que apunta en el presente texto.

Soy de los que piensan (no todos los lingüistas están de acuerdo conmigo) que, de la misma manera que las lenguas nos ayudan a expresar lo que sentimos o lo que pensamos, lo hacen a través de cauces, de reglas, de correspondencias entre significados y significantes (palabras) que hemos tenido que aprender. Lo que debería llevarnos a pensar: ¿hasta qué punto lo que expreso se compadece con aquello que quiero transmitir? ¿hasta qué punto lo que expreso no es sino una edición formal y preestablecida de 'mis contenidos'?

Para muestra, un botón: en francés, j'ai mal à la tête 'significa' (en español) 'me duele la cabeza'. Pues bien, en vez de 'significa', tendríamos que haber dicho 'tiene el valor de' puesto que significar, lo que se dice significar, es 'tengo (un) dolor en la cabeza'. Queda patente la desresponsabilización con respecto al dolor de la que se benefician los hispanohablantes en este tipo de construcciones. No nos extrañará, entonces, enterarnos de que los franceses son los europeos que más se automedican.

mafalda-interpreteSi esto ocurre a nivel de 'lenguas hermanas', imagínense el enriquecimiento de perspectiva que supone sumergirse en ámbitos más o completamente alejados.

El 11m me hallaba yo, a las 08:30h en una clase de italiano. A la profesora le sonó el teléfono móvil. Se excusó por no haberlo tenido apagado y, cuando fue a hacerlo, se percató de que se trataba de una llamada que venía de Italia. Salió del aula y, cuando volvió a entrar, nos comunicó que había tenido lugar un atentado islamista en Madrid, que su familia quería saber si le había pasado algo.

Al día siguiente, centenares de miles de madrileños se manifestaban al grito de "¡Vascos, sí; ETA, no!". Yo iba con ellos pero mi cabeza llevaba ya más de un día pensando otra cosa.

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