Matteo

Escrito por Mercado Navas el .

petaloso

Matteo es un niño italiano de 8 años que dice llamarse Matteo y, de hecho, responde al nombre de Matteo. El otro día, un amigo suyo lo llamó Matteo y él atendió a esa llamada como si Matteo fuera su verdadero nombre. Entonces, su amigo, que conocía a los padres de Matteo, habló con ellos y les informó de que su hijo Matteo sabía que se llamaba así y que, por lo tanto, cada vez que sus amigos lo llamaban Matteo, atendía y se mostraba disponible.

Los padres, alborozados por tan extraordinaria noticia, la publicaron en las redes sociales. Pronto, la nueva se propagó como un reguero de pólvora por todo el país.

El propio presidente del Consejo, Matteo Renzi (miren Vds. por dónde...), se hizo eco de tan formidable suceso y decidió felicitar en sus cuentas de las redes sociales a los padres de Matteo por tener un hijo tan extraordinario. En su mensaje añadió que Italia no puede sino mostrarse orgullosa por la genialidad de sus nuevas generaciones. Don Matteo se despedía en la micro-misiva haciendo votos por que esta naciente lumbrera no se truncase para quién sabe si, un día, alumbrar al mundo otros descubrimientos tan absolutamente fascinantes como el que estaba asombrando a sus compatriotas.

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mateoSi Vds. no le ven sentido a lo que les acabo de relatar, sepan que no es sino un correlato de lo que sí ha ocurrido en La Bota estos últimos días.

Una maestra corrige la redacción de su alumno Matteo (8 años) en la que le había pedido que describiera una flor. El chaval, tal y como hacen los millones de niños que están aprendiendo a hablar lenguas analíticas en el mundo, opera continuas analogías para salir adelante. En un determinado momento, encuentra que, como la flor tiene muchos pétalos, podría existir el adjetivo 'petalosa'. Pues, bien, lo emplea. La maestra se lo rodea con rotulador rojo para hacerle saber que está mal. O, mejor, que es una palabra que no existe en italiano. Entonces, como ella encuentra que se ha topado con un extraordinario hallazgo, le envía una carta al respecto a la Accademia della Crusca, la institución correspondiente a la RAE en el país transalpino. Los de la Accademia, por su lado, le responden (como corresponde) que el vocablo es perfectamente posible con arreglo a la normativa del italiano pero que necesita ser refrendado por miles y miles de usuarios antes de que pueda aspirar a ser acogido en el Diccionario oficial. Dicho y hecho: la maestra comunica a Matteo y a sus compañeros el contenido de la 'sorprendente' respuesta de los académicos y decide emprender una campaña de popularización a través de las redes sociales. La cosa se desboca y llega hasta las más altas instancias (el Primer ministro). Y hoy no se habla de otra cosa que de 'petaloso' ('flor' en la lengua de Laura Pausini se dice 'fiore' y es masculino) en casa de nuestros amigos italianos.

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rodari 2Señorita profesora de Matteo, ¿no ha leído Vd. a Gianni Rodari? Todos los que hemos estudiado Magisterio en España sabemos quién es su compatriota: uno de los didactas y pedagogos más eminentes de la Historia. Referencia obligada para todo docente pues encarna el papel que todos nosotros tenemos que jugar como suscitadores o estimuladores de la creatividad en el lenguaje siempre que ésta se lleve a cabo con el respeto a la norma lingüística. Miles de profesores en Europa Occidental realizan este tipo de actividades de formación de palabras con los resultados más extraordinarios que se pueda Vd. imaginar con el objetivo de que sus alumnos se den cuenta de lo que significa servirse de una herramienta como las lenguas romances.

Palabras como 'petaloso' surgen a millares cada día en la boca de cientos de miles de niños. En el aula, en el patio, en casa, a todas horas. Constituyen la prueba de que han entendido no sólo de qué va la cosa sino de que su desarrollo intelectual va por buen camino.

Vd., por supuesto, no se estudió los apuntes sobre Gianni Rodari ni ha oído hablar nunca de la biblia de la creatividad lingüística infantil: Grammatica della fantasia. Déjese de rodear en rojo parte de lo mejor que le pueda dar un alumno y póngase, de una vez por todas, a estudiar a Rodari. Le aseguro que se diveritrá. ¡Ah! Y de los borregos de sus conciudadanos (del primero al último), mejor ya ni hablamos.

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