Oferta de secretaria de dirección, convocatoria cerrada

Escrito por Lorens Gil el .

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- Cariño, los compañeros de pádel han reservado una pista de pádel el viernes ¿Crees que te dará tiempo a venir un poco antes para quedarte con los niños?, se escucha de fondo entre el sonido del grifo y el ruido de platos chocando entre ellos mientras Jose friega los cacharros.

"Si Freddy está pidiendo que le incluyamos estas piezas es porque Alicia al final no ha mandado la cotización revisada de los repuestos como comentamos.  ¡Esta tía hace lo que le da la gana!. Creo que tengo a mano la ultima versión. Lo reviso en un segundo y se lo envío antes de que se acabe el día en Ecuador'', pienso mientras dejo el móvil en la mesa y me levanto para buscar el portátil, despacito para no despertar a Rubén y Ana que acababan de dormirse.

Jose se calla esperando mi respuesta, pero, al verme levantar, cierra el grifo y se queda mirándome fijamente.

oferta3- ¿Y qué me has dicho entonces que hay que comprarle a los niños?, le pregunto entrecortada, porque no me acordaba de lo que me había dicho.

- Cariño, esto no puede seguir así. Acabas de reincorporarte al trabajo, no puedes estar todo el rato pendiente del móvil. Las cosas no se han hecho como te hubieran gustado mientras estabas de baja, pero la empresa tampoco se ha ido a la quiebra. Como sigas así se te va a cortar la leche muy rápido como con Ana.

Jose tenía razón. Lo había vuelto a hacer. Supongo que es la misma sensación que tiene un fumador cuando enciende un cigarrillo después de haber hecho el propósito de dejar de fumar. Agaché la mirada, bajé los hombros y me desplomé sobre sus brazos.

A día de hoy, todavía no entiendo cómo he llegado a esta situación. Desde luego que no me apetece ni lo más mínimo estar pendiente a todas horas del móvil. Ha llegado un momento que ni siquiera me siento bien cuando contesto a estos mensajes de trabajo porque siempre siguen quedando muchos más pendientes. Pero lo sigo haciendo porque me he comprometido a ello.

Lo peor de todo creo que es que siquiera me gusta mi trabajo. Soy una persona metódica y ordenada, o al menos a mi manera. Todas las tareas tienen sus procedimientos establecidos. Si no es así, me gusta tener iniciativa para crear nuevas pautas.

No entiendo cómo puede ser tan complicado que la gente adopte estos procedimientos para que yo pueda controlar fácilmente cómo se ejecutan las tareas en cada momento. Siempre tiene que haber algún imprevisto.  

Cuando yo empecé a trabajar no me importaba quedarme horas extra. Lo importante era que la documentación estuviera bien trabajada y se mandara a tiempo. No necesitaba ninguna motivación especial. Tan sólo quería que mi trabajo fuera correcto y me empeñaba a fondo para conseguirlo.

Me desconcierta pensar en cuáles pueden ser las razones para que mis recursos, los miembros de mi equipo, tengan problemas para mandar la documentación a tiempo y entreguen el material incompleto. Al final soy yo la que tiene rendir cuentas de su trabajo y necesito tenerlo todo bajo control, aunque ya no puedo supervisar por completo todas las tareas como me gustaría.

oferta2Supongo que ahora, además, mi dedicación pesa un poco más porque con mis hojos no es sólo mía, ha dejado de ser la prioridad principal en mi vida.

Todavía hoy me planteo por qué acepté la responsabilidad de liderar un equipo de trabajo, con lo cómoda que estaba cuando conocía la forma de llevar a cabo las tareas que venía realizando de forma habitual. Por mucho que lo intente, nunca se puede controlar 100% el resultado.

A mí me pareció adecuado que contrataran a un responsable para que trabajara en el departamento técnico con el compañero que entró conmigo porque en ese momento ni él ni la empresa entendían que estuviera capacitado para una responsabilidad mayor. Sinceramente, yo tampoco creía estarlo. Sin embargo, si me lo ofrecieron y si lo rechazaba tenia la impresión de que podía perder la confianza que tanto trabajo me había costado ganar. A día de hoy, con los comentarios y acciones que se han ido sucediendo, creo que ese argumento era correcto. Hay veces que la presión social es más fuerte que la motivación propia.

Según pasan los años me voy dando cuenta de que ese sentimiento de encrucijada entre lo que haces y lo que te gustaría hacer, pese a lo que cabría esperar, va en aumento. Entonces toca que hacer frente a nuevas situaciones: asumir errores críticos en la ejecución que condicionan volver a comenzar de nuevo con un mismo proyecto, defender nuevas ideas o presupuestos para implementar nuevos procesos planteados por el equipo de las que no estoy convencida por completo, pero sobre todo superar el reto de gestionar personas, con diferencia lo más complejo de cuantas tareas pueda ejecutar.

En estos años he hecho frente a situaciones insoportables, he sofocado rebeliones, he logrado mantener el orden. Poco a poco el equipo fue creciendo, y a su vez el control pleno se difuminó. A día de hoy tengo un equipo nuevo, todos los que empezaron conmigo ya no están, a veces por su incompetencia para el puesto, otras porque según su perspectiva, decidieron cambiar por algo mejor.
 
Creía que los desencuentros eran por razones personales de cada uno de ellos, pero me he encontrado con que con mi nuevo equipo estoy viviendo las mismas situaciones, con lo que me cuesta culpar a la gente oferta6que me ha abandonado de la problemática diaria, como lo hacía siempre. Ahora, otras personas han hecho este relevo, están sufriendo la misma presión, tengo que controlar todo a costa de lo que sea.

Pasa el tiempo y la gente se va, compañeros con los que has trabajado codo a codo en los momentos más críticos. Se esfuman sin más, y pierdes su pista, para siempre. No son familiares con los que siempre te vas a juntar en la cena de navidad, ni vecinos que ves con frecuencia a la vuelta de la esquina. ¿Qué sentido ha tenido tanto consenso y esfuerzo por hacer las cosas juntos?

Sería mucho más feliz si pudiera dedicarme a ser secretaria de dirección, como al principio, aunque para el jefe sigo haciendo el mismo trabajo. Al menos así no llevaría a cuestas estos desencuentros.

- Cariño, los compañeros de pádel han reservado una pista el viernes a las 8. Espero que te de tiempo de venir porque esta semana eres tú quien va a ir a jugar, afirmó categóricamente Jose.

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