3, 2 y 1

Escrito por Lorens Gil el .

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Necesito tres bandejas. En la primera coloco las zapatillas que previamente me he desabrochado y tengo listas para quitarme rápidamente. Junto a ellas va el foulard que siempre viaja conmigo y normalmente una chaqueta fina. Afortunadamente, en la mayoría de los casos me toca desplazarme a lugares en los que hace una temperatura que no baja de los 10ºC, lo que me permite viajar cómodamente con poco equipaje en la maleta. Aquí también dejo el reloj, el billete de avión y el pasaporte. Para pasar el control en India es necesario presentarlo en mano para que lo sellen. No me he dado cuenta y esta vez también lo he preparado, con lo que lo dejo en la primera bandeja para ser lo primero que tenga a mano cuando pase el arco de seguridad.

3212En la segunda bandeja coloco el portátil. Sólo.

La tercera está reservada para el resto de la mochila, sin portátil, y el bolso de mano. Equipaje voluminoso, pero fácil de recoger.
No hay rastreo aleatorio antidrogas ni inspección visual de la mochila. El paso por el control es rápido y sin incidencias. Rutinario.

Me dirijo a la T4, terminal de salidas internacionales, como siempre. Bajo las escaleras mecánicas hacia el tren que nos traslada a la terminal satélite para llegar a la zona de duty free.

Me quedan unas tres horas de espera. He venido sin prisa, no me gusta llegar apurada. Me acerco hacia la esquina de la derecha. Cuando empecé a venir aquí era un Burguer King. Ahora se ha convertido en un bar andaluz. Inspecciono cuidadosamente los asientos libres para asegurarme de que hay un cargador cerca disponible. Pido una cerveza y me siento a esperar, aprovechando para cargar el móvil o el portátil según lo que más necesite.

Normalmente vuelo en trayectos nocturnos, pero esta vez me toca una ruta de día. La diferencia horaria en el regreso es de 5 y 8 horas más. Esta diferencia a la que se tiene que acostumbrar el cuerpo es más difícil de asimilar en este viaje de ida. Al regreso, el paso de adaptación es más liviano, ya que gano estas horas a la carrera de las agujas del reloj.

3213Normalmente viajo a Asia, principalmente a India. Esta vez es diferente. Hoy me toca cambio de rumbo hacia el continente americano, hacia la conquista del Perú. Cambio de destino. Parece anecdótico que en este decenio de mi vida lo único que ha permanecido es que sigo saliendo recurrentemente de esta misma terminal rumbo a la conquista del mundo exterior.

He representado a 3 empresas diferentes localizadas en 3 ciudades distintas viajando a 2 continentes siempre bajo los intereses de un mismo país. España, país que ha visto partir durante siglos a gente valiente en busca de un futuro más próspero, que ha disfrutado de la gloria del imperio que no se ponía jamás y que se ha nutrido del trasfondo cultural de los pueblos con los que ha convivido y que han permitido forjarme tal y como soy.

No soy nada especial. No soy nada convencional. No tengo un punto de partida fijo, ni un punto de destino. Lo que sí comparto es un origen muy arraigado y firme.

Comencé siendo joven, mujer, hablando tan sólo un idioma materno y chapurreando inglés. Hoy puedo expresarme en 2 idiomas extranjeros y el vascuence, que me permite comprender más acerca de mi origen. Sigo siendo mujer, pero estoy dejando escapar la juventud.
La terminal permanece, pero incluso su aeropuerto ha pasado de llamarse Barajas a Adolfo Suárez en busca de esa reconstrucción inacabada de un proyecto común constitucional, quizás de sentimiento de país, quién sabe.

3214Una terminal, la de salidas, siempre abarrotada de gente. Ruido exterior dentro de mi paz interior. El destino es distinto, pero el rumbo es contante. Voy hacia el descubrimiento de nuevas realidades que me permiten valorar cada día más los pequeños placeres de la vida, a ser agradecida por lo que tengo, a dejar una pequeña aportación en el mundo globalizado que lleve a esas gentes a apreciar lo más valioso que tienen, lo que los representa, a disfrutar.

-"En breves momentos vamos a proceder al aterrizaje. Por favor, abróchense los cinturones"- se escucha desde megafonía.

¡Qué maravilloso es sentirse en casa en tierras lejanas!

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