Versalles melancólico
El castillo
amaneció
en la penumbra
La corte
Enmudecía
en las últimas
horas del
Monarca
Lacrimosas
beatas
Portaban
pesados cirios
cuyo aliento
navegaba
por las
balaustradas
de agua clara
En su cámara
El monarca
lanzó una última
mirada a sus hijas
Congregadas
en torno
a su lecho
de muerte
Con la voz
apagada
dijo:
“Mis horas están contadas
Me cercan las sombras
de la Eternidad”
Sus hijas
Aterrorizadas
Lo miraban
de hito en hito
Salvo lamás pequeña
María
Que dio
unos pasos hacia
el moribundo
y con gran
coraje dijo:
“No temas padre
Los honores
Las grandezas
y todo cuanto
ambicionaste
Estará esperando
al otro lado”
El monarca cerró los ojos
Su ambición
No se doblegó
La joven María
Estaba en lo cierto.