Lugares de LNMO para perderse en verano

Escrito por LNMO el .

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Los integrantes de la familia de LA NOCHE MÁS OSCURA os muestran algunos lugares en el mundo en los que perderos este verano. Quién sabe si acudiréis a alguno de ellos y, por suerte o por desgracia, encontraréis la huella de alguno de ellos. Alguna de las sugerencias podrían acarrear consecuencias nocivas para vuestra salud, física o mental:

viajefresno9La palma (de mi mano). El lugar de Mercado Navas

El otro día cayó entre mis manos uno de los suplementos de El País: El Viajero. Fotografías con una definición y un contraste increíbles (superiores a los que percibo con mis propios ojos) y una apabullante y exhaustiva propuesta de actividades. Experiencias para todos los gustos y de todos los formatos imaginables.

Tuve la agobiante sensación de que no queda nada por inventar, por descubrir ni por hacer en el ámbito de una de las más pujantes industrias de nuestro tiempo: el turismo. No nos engañemos: por muy exclusivo y original que pueda parecer un plan, considero que, desde el preciso momento en que se trata de algo confeccionado por otro para que lo disfrute (y lo pague) un tercero, éste último se convierte en un consumidor más, perdiendo su posible condición de viajero por la más venial de turista.

De modo que la única forma que he encontrado de poder leer un poquito durante cada desayuno dicho suplemento ha debido pasar por la íntima convicción de que no compraría ninguna de las ofertas ni me propondría conocer buena parte de los destinos sugeridos, que imagino ya irreversiblemente masificados.

De hecho, es probable que frecuente cada vez menos mis paraísos lejanos particulares pues, víctimas de sus encantos, están siendo cada vez más elegidos por turistas y viajeros. Me tendré que orientar hacia lugares con atractivos más discretos pero igualmente sugerentes. Algo así como los protagonistas de las fotografías de Bleda y Rosa.

Pero como esta colaboración no deja de ser un encargo y como uno tiene a bien cumplir con lo que de aceptable le mandan, les voy a hablar de un sitio al que viajo a pie frecuentemente en compañía de mi perro. Y digo bien viajo porque este esparcimiento cotidiano me ayuda a abstraerme en la contemplación minuciosa de la naturaleza en su tránsito por las distintas estaciones del año.

Así que, si Vds. se avienen a utilizar Google Maps, la finca La Zarzuela del Monte, situada en el término municipal de Alalpardo-Valdeolmos, constituye en buena medida el primer retazo de soto mediterráneo-continental que interrumpe el predominio de la estepa cerealística al Este-Nordeste de la Comunidad de Madrid. Está recorrido por el arroyo Calderón, que suele llevar agua de octubre a mayo. Esta circunstancia posibilita la existencia de un bosquecillo de ribera poblado por fresnos, chopos, sauces, madreselvas y zarzales. Aquí y allá, en el curso medio del arroyo, hay pozas que se me antojan artesianas pues llevan agua todo el año. El pequeño valle por el que discurre el Calderón se va ensanchando a medida que apunta hacia la confluencia con el Jarama. Agüitas arriba, el soto se espesa y se convierte en prieto bosque de encinas.

El ecosistema es refugio de toda suerte de rapaces, alimañas y sus presas. En época de caza, más vale no merodear la zona los martes, jueves y fines de semana. Durante la veda, podremos cruzarnos, muy de vez en cuando y al albur de las temporadas, con algún que otro recolector de setas y espárragos. Gente poco habladora y celosa de los lugares donde creen haber encontrado una exclusividad que sólo yo les permito imaginar.

Les ruego me permitan esta inmodestia pero es que son ya 35 años de viaje, siete de ellos con mi can, algo que me ha permitido considerar el entorno desde otra perspectiva, más animal.

Si algún día se les ocurre dar una vuelta por ahí, sean respetuosos y vayan con cuidado. Al fin y al cabo, estarán Vds. caminando por la palma de mi mano.

viajetombuctu5Tombuctú, Mali. El lugar de Benny del Paso.

Los cruces de caminos alojan nuestras ánimas y nos guardan de nuestros demonios. En una de las puertas del desierto al Sahara, junto al río Niger, en las profundidades de un país, Mali, se erigió la ciudad de Tombuctú. En ella reina el círculo del conocimiento, guardianes del saber e historia escrita de los pueblos africanos y árabes que confluyeron, en algún momento de su historia, en este cruce de caminos. Arte y saber, transmitido y cedido durante siglos por los viajeros y mercaderes que llegaron a la ciudad de la luz divina.

viajeraina6La calle Raiña. El lugar de Daniel Prieto.

La calle Raíña, en donde tuve el privilegio de vivir unos años, es una vetusta arteria de la zona vieja de Santiago de Compostela, esa ciudad universitaria concebida para disfrute de los funcionarios. Innumerables bohemios vivieron allí antes y otros vivirán después. Desde mi ventana veía la catedral, esa maravilla pétrea románica y ominosa. Prisciliano de Ávila nos contemplaba cada noche desde su sepulcro. Una ciudad levítica erigida gracias a una mentira que los trovadores de la lírica galego-portuguesa ya denunciaron con encono en su momento. Los suevos, el Batallón literario, el Pórtico de la Gloria, los muertos de la Quintana... todo quedaba a un paso de nuesto hogar. Le habíamos alquilado aquel infecto piso a un mantrimonio de ancianos que estaban forrados pero que vivían como en la posguerra. Él era mutilado de guerra y cantaba en el coro de la Catedral. Lo oíamos ensayar a veces, descojonándonos de aquella voz beata que nos reclamaba hatsa el último céntimo de las facturas. Su hijo era médico y había sido alcalde de un pueblo cercano. Cagaban dinero, aquellos viejos. Tenían cuatrocientos pisos en Santiago. Pero comían leche mezclada con maíz, las papas de la guerra. Era asqueroso aquel olor, inundando las escaleras. Era un edificio de tres pisos. En el primero nuestros entrañables caseros, en el segundo dos chavalitas a las que espiábamos a ver si las veíamos en bragas y en el tercero mi compañero Samuel y yo. Era un lugar deprimente y maravilloso a la vez en el que llegamos a acoger al propio Andrés Calamaro en una noche memorable de la que él probablemente no se acuerde ni de coña, tras su apoteósico concierto en sui época de Honestidad brutal, probablemente su mejor disco. Manoliño y su coma etílico, bolsas llenas de cazadoras vomitadas del Hospital Xeral, lavados de estómago, coitos fugaces con preciosas caribeñas... muchas historias guardan aquellas cuatro paredes desvencijadas. Teníamos un brasero y una vez nos bebimos una botella de Larios a pelo porque no habíamos compradro refrescos. Juventud, divino tesoro. Esa misma noche descubrí que Samuel era alérgico a los porros; estuvo varias horas temblando sobre un barreño que iba acogiendo sus vómitos... pensé en llamar en serio a un médico pero él me lo impidió en el último momento. Inyecciones de vitamina B12 en el hospital. Muchas viviencias... como aquel día que hicimos lentejas, les escupimos, e invitamos a comer a Moncho, que dijo que estaban riquísimas... Si os pasáis por la Raíña recordad que somos inmortales. Que Samuel y yo estaremos con vosotros mientras bebéis los vinos del bar Coruña, del Central, del Trébol o del Orense... y cuidado con los tigres.

viajetunez7Túnez. El lugar de Lorens Gil.


Muchas son las familias europeas que han optado por este destino de vacaciones durante los últimos años. Descubrir este lugar es conocer un enclave estratégico en la cuenca mediterránea para civilizaciones romanas e islámicas a lo largo de la historia.

Esta afluencia de turismo ha quedado sin embargo paralizada desde los atentados de 2015, suceso a partir del cual los tour operadores dejaron de ofertar este destino.

El panorama a día de hoy es ‘desalentador’. Y lo digo entre comillas porque hoy es el día en el que cuando aterrizas, los taxistas no están en la puerta del aeropuerto a la caza, ni se percibe el ‘acoso al turista’.

Este es el mejor momento para visitarlo en su estado más intenso y real, conociendo la sencillez y el calor de sus gentes, los aromas de sus mercados, el calor de sus playas.  

El argumento terrorista no es sino una excusa socialmente aceptada y extendida por los medios de prensa para cortar una tendencia turística con un incremento progresivo de los precios en el país que si comienza de nuevo se reajustará a la baja. A fín de cuentas, a día de hoy no estamos más a salvo de un ataque terrorista en los países europeos de origen.

viajemalo2Saint-Maló. El lugar de María G. Antúnez.

Ciudad que vio nacer a los corsarios franceses más ilustres, como Jacques Cartier o Robert Surcouf, bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruida fielmente después, Saint-Malo es mi lugar favorito de todos los que he visitado. Daría lo que fuera por pasear ahora mismo por su muralla mientras veo una de las mareas más altas de Europa y, por supuesto, me como una galette bretonne.

Desde este año, gracias al tren de alta velocidad, Saint-Malo se encuentra a solo dos horas y cuarto de París. Un aliciente más para visitar una de las mayores joyas de la costa Esmeralda. Recomendación: disfrutar desde sus playas de los fuegos artificiales del 14 de julio es una experiencia que hay que vivir una vez en la vida. No imagino una postal mejor.

viajeromaEl cielo romano. El lugar de García Cardiel.

Si tuviera que escoger un lugar en el mundo para pasar un solo día, ese sería, sin lugar a dudas, Roma. Qué original, dirán ustedes. Pues no, no mucho, pero qué le vamos a hacer, tampoco es mi intención aparentar. Quizá más de uno se haya dado cuenta del énfasis en ese “un solo día”. Estoy seguro de que quienes lean esto y hayan estado en Roma, en la maravillosa y caótica ciudad eterna, lo comprenderán.

Pero si hay un sitio de Roma en el que me quedaría toda la vida, con una compañía apropiada, se entiende, ese es el Gianicolo. El Gianicolo, o Janículo como lo llamaban los antiguos romanos y continuamos denominándolo los de mi ralea, es un monte que separa el Vaticano y el Trastévere, y que por tanto queda frente al Campo de Marte, al otro lado del Tíber. ¿El Campo de Marte, dije? Me refiero a la zona del Campo de’ Fiori y la Piazza Navona, para entendernos. Lo recorre un agradable paseo ajardinado, bastante empinado bien es cierto en sus dos extremos, pero que merece la pena recorrerse sin prisas. Entre las esculturas y monumentos dedicados a los partisanos y a los luchadores por la independencia hispanoamericana puede uno contemplar las mejores vistas de Roma. Puede uno recrearse en la romántica decadencia de sus ruinas y edificios sin verse subsumido en las riadas de turistas y en el tráfico enloquecido de la ciudad. Puede uno respirar Roma, y acaso alguno de los que me lean me entienda, sin tener que enfrentarse a la otra Roma. No me extraña que César hospedara a Cleopatra precisamente aquí.

Quizá alguno de ustedes conozca el Gianicolo. Para los que no, se lo recomiendo. No dirán que no les doy una excusa para volver a Roma. Regresar a Roma una y otra vez me parece un objetivo vital tan bueno como cualquier otro.

viajejapon4Japón... El lugar de Estela de Mingo.

Lo primero que me encuentro cuando llego a Japón después de 18 horas de viaje es lo que menos me hubiera esperado encontrar: avería en la línea de tren Yamamote, la principal de la ciudad, la que me tiene que llevar a mi hotel.

En Japón no se estropea jamás el transporte público y tiene que hacerlo justo el día en el que necesito usarlo yo.

Inmediatamente nos dimos cuenta de que no había el mayor problema. Hordas de japoneses bien educados estaban dispuestos a ayudarnos. Una chica busca el hotel en su ordenador, nos imprime un mapa, nos señala una parada de metro y nos dice que cojamos el metro que va a llegar en 2 minutos a la estación del aeropuerto y nos bajemos en la séptima parada.

Dicho y hecho, llegamos al hotel sin la menor complicación.

Fue nuestro primer contacto con el país y con la extraordinaria cultura japonesa, donde la buena educación está a la orden del día, traduciéndose, entre otras cosas, en ayuda a los turistas que miran el plano del metro de Tokyo con cara de póker.

Teníamos 13 días por delante para empaparnos de esa cultura que, en ningún momento, dejó de sorprendernos.

La total despreocupación por dejar (valiosos) objetos personales sin vigilancia y a la vista de todo el mundo, sabiendo que cuando vuelvas a por ellos van a seguir allí.

La meticulosidad con la que hacen fila esperando el tren, para luego entrar tranquilamente en orden de llegada al andén.

La facilidad para esquivar cualquier contacto físico, incluso en el paso de cebra más transitado del mundo.

La absoluta puntualidad del transporte público, que hace que moverse por todo el país sea un juego de niños.

La mezcla de la modernidad que se respira en Tokyo, con sus rascacielos, su zona financiera, sus centros comerciales, sus tiendas caras, el manga, el anime, los videojuegos, los Cosplay, los Rockabillies...Con la tradición que irradia Kyoto, con sus miles de templos que bien merecen una visita, sus calles antiguas, el barrio de las gheisas, sus habitantes luciendo kimono...Sin olvidarnos de la increible naturaleza que envuelve todos estos lugares, que alcanza su máximo esplendor en los alrededores del Monte Fuji.

Solo llevas unas horas cuando ya te han atrapado con su cultura. De repente te encuentras despreocupada por llevar la mochila abierta a la espalda, preguntando si a alguien se le ha caído el dinero que te acabas de encontrar en el suelo, haciendo una pequeña reverencia al conductor del autobús que te agradece tu viaje cuando te bajas...

Todo lo que te envuelve te hace sentir como si hubieras viajado a otra dimensión, que esta sociedad de la que te encuentras rodeada es ficticia. Hasta ver la tele es una experiencia increíble en ese país.

Japón no defrauda. Japón te deja con ganas de más. Aún no te has ido cuando ya estás deseando volver.

viajeauvers8Auvers-sur-Oise. El lugar de Bonifacio Singh.

Voy a hablaros de un lugar al que todavía no he ido, pero por el que apareceré este verano. El que quiera podrá encontrarme por allí durante la segunda semana de agosto de este año. Iré hasta allí buscando el trigal con cuervos y las tumbas, una al lado de la otra, de Vincent y Theo. Subiré hacia el norte en mi Delorean hasta alcanzar el norte de París, recorriendo una vez más ese país en el que me encuentro como en casa. Una vez visité Amsterdam y en el Museo Van Gogh pude ver una foto estampada en la pared que retrataba los dos lechos eternos de los hermanos Van Gogh. Leí después su historia, de cómo Theo, el personaje oscuro y no famoso de la familia, había muerto poco después que su hermano, quizás a causa de la tristeza. Allí cerca, Vincent desarrolló sus últimos meses de frenética vida, de locura o de cordura máxima, quién sabe, pintando entre otros ese cuadro que siempre he sentido muy cerca. Vincent vivió como un indigente con el casi único apoyo de su hermano, de cerca y en la distancia. Nunca, ni después de muertos se separaron. Viajaré armado con las cartas que se enviaban y con las películas sobre su vida de Tavernier y Pialat. Acamparemos cerca de sus huesos, y Francia me hará respirar como cada verano, me dará un empujón para intentar mantener el tipo, de pié. Un consejo para todos: coged un coche y cruzad los Pirineos sin rumbo ni alojamiento fijo. Yo llevo realizándolo, casi religiosamente, las dos últimas décadas. Y creo que ya no podré dejar de hacerlo.

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