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La historia de la moneda / El demonio que juega con tu alma

La historia de la Moneda

La historia de la moneda

Yendo a la universidad un buen día gris y medio lluvioso. Montado en el autobús de la línea 126, mirando por la ventana, desde el calor interior. Observé a un anciano. Quemaba maderas en un bidón en medio de un parque, en el bulevar lateral de la castellana. Lugar entre ricos y pobres. Y fue ese contraste quizás el que me hizo pensar. Me invadió la pena y pensé, unos tantos… otros menos.

Ocurrióseme la historia de la moneda que dice así:

La vida es como una moneda, en una de las caras está la esperanza, y en la otra la muerte. Y el juego consiste en lanzar la moneda al aire, y cada vez que salga la esperanza, podemos volver a tirar la moneda al aire.

El demonio que juega con tu alma

EL DEMONIO QUE JUEGA CON TU ALMA

Mi corazón está en una zarza,
y cuando late se pincha.
Entonces unas gotas de sangre discurren por la zarza, que cuelga en
forma de parra.
Una gota llega al extremo y cae al vacío.
Del vacío llega a una copa de latón que está en una mesa de madera a la
cual está sentado un demonio que bebe de la copa.
Pero no bebe porque sí.
Juega a un juego.
Tiene una moneda que tira al aire,
cada vez que sale muerte bebe mi sangre.
Mi problema es que ese demonio me robó mi corazón.

Ángeles y demonios juegan contigo

ÁNGELES Y DEMONIOS JUEGAN CONTIGO

Lo que siento, ya lo han escrito otros antes.

Es la esencia, es amor, lo que nos secuestra el alma.

A mí me la robó un demonio que antes era ángel, el más bello para mí, ahora es demonio porque juega con mi alma humana y duele aquí.

La sonrisa, la mirada y su alegría, eran sus dotes. Pero sonrisa ladrona, mirada heladora y alegría burlona las que juegan con el allá.

En estas letras, con estos cantos, oigo mi yo que me pide ángeles y demonios. La ausencia, el vacío, es peor que su juego.

No me llena la melancolía, no me llena el recuerdo, miro la luna y se ríe de mí. Bajo su hechizo ya han caído muchos antes, y esta vez escucha mi historia, y aunque ella ya conoce mí fin. Ya no llora como la primera vez. Conoce el juego y él único que pierde por haber jugado. Sin embargo, el juego no lo elegí yo. Él me buscó, fui elegido para lanzar los dados y girar la ruleta de la fortuna con la que solo se puede perder al final.

La vida hizo el amor como una trampa mortal, para destruirme, para que no pudiese vivir y no me dejase morir, la trampa perfecta. Obligado a sentir el cielo y el infierno. Como ángeles y demonios que juegan contigo.

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