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Laika rolling stone

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Tras varias jornadas de navegación a buen ritmo sin incidentes reseñables, durante la travesía de regreso a la Tierra, cruzando el cinturón de radiación de Van Halen, poco antes de entrar en la órbita baja del planeta, una estruendosa colisión desvió ligeramente la trayectoria de la nave de prospección Collie Power C360. Ningún miembro de la tripulación podía explicarse cómo aquel objeto pudo haber burlado todos los sistemas de detección hasta impactar en la zona de almacenamiento. laika2Por fortuna, los desperfectos causados fueron leves. Así lo detallaron los operarios de guardia que acudieron a inspeccionar. La brecha abierta en el fuselaje del sector AZ3P, a tan solo 300 metros del motor auxiliar de retropropulsión, no afectó a los espacios colindantes. Las consecuencias podrían haber sido fatales y, sin embargo, la misión acariciaba la vuelta a casa con la única novedad de haberse tragado algún resto de basura cósmica.

A los miembros del equipo de mantenimiento les costó acceder hasta el lugar donde se había incrustado lo que parecía una vieja cápsula espacial, quizá de las primeras que fueron enviadas por la humanidad más allá de la atmósfera terrestre. Era lo poco que se podía adivinar de un artilugio de forma aparentemente cónica, aunque apenas reconocible. Posiblemente, una reliquia de alto valor histórico.

Bajo esta hipótesis estuvieron trabajando durante tres meses, con el máximo celo y la mayor discreción, los equipos multidisciplinares del Clúster de Recuperación del Patrimonio Científico-Técnico de la Corporación Firuláis, beneficiaria del hallazgo. Los expertos concluyeron finalmente, no sin apasionados debates y encontrados argumentos basados en discordantes conjeturas, que las partes rescatadas podrían corresponder a la Sputnik 2, a la que se suponía desintegrada desde hacía 265 años, concretamente 162 días después de su lanzamiento con una incauta perrita callejera a bordo.

laika3Después de una meticulosa restauración, la nave fue vendida al Museo Perkins & Perkins de la ciudad de Totalitaria, en la Demarcación H12 de los Estados Sumergidos Coaligados (ESC). Solo una parte quedó en poder del consorcio aeroespacial que la descubrió, la correspondiente a la caja blindada con el módulo de comunicaciones. Milagrosamente, las cintas magnéticas que registraron el sonido ambiente durante los cuatro días en los que Laika —o Kudryavka, su verdadero nombre en ruso antiguo— permaneció viva, girando como un canto rodante orbital, lamentándose del engaño al que había sucumbido por su imperdonable confianza en los bípedos, aún conservaban su imprimación de hierro y cromo.

Corporación Firuláis, una de las pocas compañías de Región Cabal en alcanzar la paridad de especie entre humanos y perros, tanto en puestos directivos como subalternos, reunió a todos sus informáticos para actualizar su propio software de traducción del aullido perruno al español preguasal, ambos totalmente en desuso. La mala calidad del sonido no impidió obtener el siguiente resultado. Varios investigadores creen que se trata del presunto itinerario emocional de una odisea canina sin precedentes:

Mar de notas meciendo el silencio
entre áridos destellos de nada y de todo.
Soy una prolongación del ser universal
que espera la llegada del tiempo.

El tiempo doblado sobre sí mismo
en retorcida postura,
en el filo de los planes secuenciales
que construyen el castillo de la vanidad
y el deseo.

Sucumbo a la fatalidad
de asomarme al espejo
y recibir una mirada vacía
que no quiere más preguntas
hasta que no mueran las últimas respuestas.

Alguien, algunos, muchos o todos
me señalaron.
Un cruce de voluntades,
remando con osadía y futilidad
hasta acercarse al cogote de dios
y seccionar sus melenas flotantes.

Qué vano anhelo,
qué incapacidad para entender las cartas
y el juego.

Ahora me coloco la armadura
de la permanente reencarnación,
volando sin batir las alas,
soñando sin vencer resistencias,
hasta caer en la vigilia eterna.

Cuando asomo el hocico
por la estrecha escotilla
cruzan ante mí
espectros de una vida disuelta
resbalando por la húmeda retina.

Caricias antiguas,
carreras nerviosas,
sabrosos restos,
días pautados,
noches de alerta,
blanca espera.

Nunca se me ocurrió contemplar las nubes.
Será porque no huelen.
Ahora añoro desconcertarlas,
soplar con todas mis fuerzas
para que se busquen y se quieran,
para que se alejen y se vayan.

Si me raptara una estrella
no querría rescate, no.
Quién podría pagar
una borrachera de luz,
una bacanal de fotones
hacia la plenitud de un orgasmo
electromagnético.

laika4La siguiente transcripción de las grabaciones revela un estado de ánimo diferente, según las teorías más recientes. Estas elucubraciones señalan que el desconcierto y la indignación iniciales ante una aventura incierta, pero excitante por su radical singularidad, da paso a la añoranza de experiencias pasadas, a la necesidad del otro, al lamento por la soledad y la angustia que se esconden tras la sublimación de un amigo imaginario ante el que también aparece el reproche…

Hay un amigo ahí.
Desciende por el magma de la voluntad,
gira trenzando pasos de bailarín consumado,
sube con el ímpetu de cien mil ríos juntos,
de cien mil vientos juntos.

Detiene su mirada hasta encapsular
el instante infinito.

Hay un amigo haciéndome cosquillas en la tripa,
con el que troto hasta desfallecer,
hasta concentrar lejanos confines
en un coro de almas hermanas.

Es una síntesis perfecta de las voces
del mar y de la tierra,
de las cumbres y los valles,
del sembrado de perlas
que iluminan el agrio fondo de la soledad.

Hay un amigo que es capitán
de un ejército de esencias y olores,
que tiene un lápiz con punta de arcoíris
para pintar veloz
líneas de lapsos perpetuos.

Entona con verdor sinfónico
los latidos de cuantos seres han existido.
Tiene el gusto de darte el gusto
de probar cada mañana
el sabor de la vida y de la muerte.

Hay un amigo
que alza su pata,
que recibe y despide,
que guiña y se aparta,
que escucha y que niega,
que abraza y se espanta,
que quiere que pise
el salón de su casa
para arrojarme al corral del olvido
desde la más alta ventana.

laika5Aunque la mayoría de las expresiones o los conceptos no resultan inteligibles actualmente, ni para humanos ni para perros, los audios y los textos están disponibles en las dependencias del Cajón Neutral de Vestigios del Periodo Próximo-Pasado, de la Fundación Firuláis. Según los registros de acceso, solo diez o doce estudiosos han solicitado revisar el material desde que fue depositado allí. Yo me interesé por su existencia cuando mi abuelo me relató una historia de su abuelo que a su vez había conocido por su abuelo, o por el abuelo de su abuelo, no sé. Era sobre una perrita amiga de aquel antepasado nuestro que desapareció de las calles de una ciudad llamada Mosku, Moskow, Moskva, o algo así, donde ellos deambulaban a sus anchas, con penurias, pero felices, sin amos de los que existían entonces. Acabábamos de enterarnos de la noticia sobre el choque del Sputnik contra la Collie Power y enseguida até cabos. Acabo de llegar a casa con una copia de las cintas. De entrada, y en una primera escucha, aun sin entender prácticamente nada, no he podido reprimir un espontáneo y sonoro ¡GUAU!

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La penúltima tentación de Jairo

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I
Cuando Jairo entró en la empresa de paquetería, algunos de nosotros llevábamos años tragando sapos y culebras. Las condiciones laborales nunca fueron buenas y encima la dirección había dado una nueva vuelta de tuerca desde la última crisis. El descontento estaba muy generalizado entre la plantilla. También el temor al despido. Las circunstancias eran desfavorables para cambiar de empleo en medio de unas cifras de paro galopantes, jairo2el endémico mal de nuestro país, la mejor receta para condenar indefinidamente a los trabajadores a un colchón duro y estrecho, pero colchón al fin y al cabo.

Jairo empezó realizando las mismas labores por las que todos pasamos en nuestros inicios. Su función era cargar sin descanso los rollos de cinta adhesiva en las pistolas de embalaje. En una hora podían caer fácilmente trescientos o cuatrocientos. El ritmo en la cadena era frenético. A pesar de que se trabajaba con gran rapidez y de que la actividad rutinaria exigía concentración, el ambiente en la nave era de cierta algarabía. El eco del gigantesco hervidero resonaba desvaído en las oficinas acristaladas que se alineaban a un lado del piso superior.

Durante bastante tiempo, no puedo recordar exactamente cuánto, Jairo desempeñó modélicamente su cometido. Jamás se le escuchó el menor comentario crítico hacia la compañía, jamás tuvo una mala palabra hacia algún jefe o compañero. Tampoco era muy dado a las relaciones. En los descansos aprovechaba para salir un rato a tomar el aire y solía hacerlo solo. Algunas veces me quedada observándole de reojo mientras me fumaba un cigarro con el encargado de mi sección, intentando adivinar en qué lugar posaba sus inescrutables pensamientos.

Un día le vi hablando con Jonathan. Parecían enfrascados en una conversación intensa y trascendente. Jonathan había sido nuestro delegado sindical hasta que fue arrinconado de forma expeditiva tras un amago de huelga. Pese a que no era un tipo especialmente popular ni carismático, sus ideas, defendidas con enorme determinación, eran claras, lógicas y osadas. Tampoco tenía un gran don para la palabra, no al menos para su alto nivel de instrucción, de su profunda cultura.

El primer motivo de acercamiento entre ambos se produjo, al parecer, al descubrir que habían sido vecinos del mismo barrio. Estrujando los recodos de la memoria, llegaron incluso a recordar un borroso episodio en el que Jonathan había mordido a Jairo, según referían recurrentemente a quienes tenían cerca, como concediendo una explicación redentora a su amistad presente tras aquel encontronazo remoto.

jairo5No iban al mismo colegio, pero sí habían coincidido en alguna ocasión en el montículo del descampado que se abría tras los últimos bloques de la promoción urbanística que se extendía por el emergente arrabal. Aquella orografía era muy apreciada como escenario para las frecuentes guerras a pedradas de los chavales, donde las tardes se teñían de dolor y gloria y donde las madres se desgañitaban antes de rescatar a sus hijos con sopapos e improperios. Apenas se vislumbraba el ensortijado pelo rojizo de Jonathan por la pequeña senda que conducía al campo, un tenso silencio detenía la contienda durante unos instantes.

Seguramente nadie advirtió, ni entonces ni ahora, la relación entre el drástico giro de comportamiento de Jonathan, cuya crueldad era legendaria, y aquella marca de sus dientes en el costado de Jairo tras una embarullada refriega. Son elucubraciones que yo me hago, si se me permite la interpretación, una vez conocida la historia por boca de sus protagonistas. Él mismo no fue consciente de ello, como solía confesar, pero sí calculaba que por aquella época dejó las peleas y abrazó los libros.

En el almacén, Jairo y Jonathan se mostraban cada vez más inseparables. Con indisimulada malicia, muchos fantaseaban incluso sobre el posible trío que podrían tener montado con María, la novia de Jonathan, que trabajaba en la misma empresa como teleoperadora, a cargo de las reclamaciones de los clientes. Desde luego, ella nadaba como una voluptuosa sirena y con la misma destreza junto a dos aguas tan diferentes. En mi opinión, esas habladurías no tenían el menor crédito.

II
Aquel chico taciturno y ensimismado que se pasaba la jornada entera cargando rollos de cinta adhesiva también sufrió una apreciable transformación desde el fortuito reencuentro con Jonathan. Día a día iba creciendo su animosidad. Charlaba con más gente y comenzó a desarrollar un sutil magnetismo con su mirada penetrante, con su modo de expresarse, dulce y pausado, pero firme y elocuente. Sus temas de conversación tampoco eran los habituales en un entorno como el nuestro. Evitaba relatar episodios de su vida, pero escuchaba con muchísima atención los de los demás. De sus labios siempre brotaba un sabio consejo, una palabra de consuelo o un pensamiento inspirador. Al escucharle en algún corrillo, su amigo Jonathan asentía con una sonrisa orgullosa, como si conociera de antemano sus argumentos, como si hubiesen crecido previamente en su cabeza, aunque sin la música armoniosa y seductora que brotaba de los labios de Jairo.

jairo7Aquel mes de marzo, los ánimos estaban caldeados, después de que Jairo hubiese liderado con éxito dos huelgas consecutivas, a pesar de que ni siquiera ostentaba la representación legal necesaria para convocarlas. Sin levantar la voz, sin aspavientos ni ensayadas tácticas, solo con la fuerza de su propia convicción, había conseguido arrastrar a los empleados hacia una parada bien coordinada de la cadena. No todos siguieron la consigna, ni mucho menos, pero sí los suficientes como para interrumpir el servicio durante unas cuantas horas, hasta que la dirección se avino a negociar.

En el piso primero, la preocupación se mascaba con creciente intensidad. Los conflictos laborales no eran una novedad. Sin embargo, la firmeza de los seguidores de Jairo resultaba inusual. Cuando iniciaban las protestas, sus rostros se iluminaban y adquirían una tonalidad dorada, como si hubiesen sido presos de algún encantamiento. Desde fuera, esta conducta podría percibirse como una manifestación cercana al fanatismo. Era algo más que eso. Era como si los participantes compartiesen una verdad íntima e indudable, una certidumbre insólita, especialmente los que mantenían una relación más estrecha con Jairo, una docena o así, la mayoría mujeres, con las que tenía un predicamento particular.

Varios miembros del equipo de dirección se inclinaban por aplicar despidos selectivos para dividir las fuerzas rebeldes. Otros insistieron en infligir un castigo ejemplarizante a Jairo y también hubo quien defendió lo contrario: darle un empujón hacia algún goloso puesto para sofocar sus ínfulas agitadoras.

El presidente y fundador escuchó a los consejeros con atención. Cuando terminó la ronda, agradeció las sugerencias e invitó al equipo a salir del despacho. Dio unas vueltas en torno a la mesa, tomó asiento y se volvió a levantar hasta situarse frente a la pared, cuyo brillo traslúcido devolvía una imagen indefinida de su rostro angustiado. En la cartera llevaba un pequeño papel con un número de teléfono anotado a mano. La llamada, tantas veces postergada, desencadenó al fin la sentencia.

III
Ocurrió un viernes, 3 de abril. Jairo, María y Jonathan fueron al cine ese día. Reponían La última tentación de Cristo, la película que en su estreno había originado una agria oleada de protestas en los sectores más reaccionarios de la iglesia católica, debida a la particular elucubración de Martin Scorsese desde el lado más humano del mito. Los amigos conocían la polémica, pero era la primera vez que se enfrentaban a la cinta. De camino a la casa de Jairo, donde acordaron ir a tomar unas cervezas, la conversación fue banal y poco fluida. Nadie se atrevió a hurgar en los intersticios de una historia que abría numerosas puertas a la reflexión.

jairo6María ya había avisado de que se retiraría pronto para cenar con su madre. Después de su marcha, Jairo y Jonathan siguieron bebiendo e intercambiando canciones con el Spotify. El alcohol mejoró notablemente los canales de comunicación, extrañamente atascados desde que salieron de la sala de proyecciones. Jairo se contoneaba a ritmo de la música junto a la ventana, con la botella en la mano, mientras su camarada imitaba sus movimientos enterrado en el sofá. De forma inadvertida, Jairo miró hacia la calle justo en el momento en que dos tipos salían de un coche blanco recién aparcado. Su atención quedó retenida en la bolsa negra que llevaba uno de los individuos y en el puño de hierro que el otro se colocó antes de encaminarse hacia el portal.

El pulso se le disparó de golpe al ritmo de un presentimiento que no podía ser más fatídico. Segundos después sonó el timbre del portero automático. Entonces, Jairo tuvo una revelación instintiva cuya ejecución no supo detener. Así fue como inventó que había encargado una pizza a través del móvil y así fue como le dijo a su amigo que tenía que bajar a abrir en persona, porque el dispositivo llevaba una semana sin funcionar. Fuera, un leve pitido dejó vía libre a los intrusos mientras Jairo abandonaba la escena con la puerta de su apartamento entreabierta y tomaba las escaleras en dirección ascendente, veloz como una rata asustada, sigiloso como una ameba, para buscar refugio en la azotea, bajo el azulado manto protector de una noche estrellada.

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Bye, bye, baby, bye, bye (Boceto para un corto)

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[En este proyecto de guión para un cortometraje han sido eludidas las referencias sobre localizaciones, así como descripciones de los personajes o diálogos. El lector puede hacer su propia recreación, como si fuera un hipotético director… a gusto del consumidor. Los planos propuestos son solo meras recomendaciones].

Claves:
Gran Plano General (GPG), Plano General (PG), Plano Entero (PE), Plano Medio Largo (PML), Plano Medio (PM), Plano Medio Corto (PMC), Primer Plano (PP), Primerísimo Primer Plano (PPP), Plano Detalle (PD).

SECUENCIA 1.
Plano 1.- Interior. Día. Dormitorio.
(PG) El protagonista (X) aparece solo, en una cama de matrimonio, dormido boca abajo y con los brazos extendidos en una extraña posición. Suena el despertador. X se incorpora casi instantáneamente, en contra de su arraigada tendencia al remoloneo.

bye2SECUENCIA 2.
Plano 1.- Interior. Día. Cocina.
(PM) X está sorbiendo una taza de café mientras en la radio hablan del temporal de lluvia de la noche anterior.

SECUENCIA 3.
Plano 1.- Exterior. Día.
(PG) X sale de una boca de metro y camina por la acera. Lleva un periódico en la mano.

SECUENCIA 4.

Plano 1.- Interior. Día. Edificio de oficinas.
(PG) X llama al ascensor. Otras personas esperan también.

Plano 2.- Interior. Día. Oficina.
(PG) El hombre entra en una amplia sala con mesas de trabajo y avanza entre ellas. Saluda a los compañeros que va encontrando y se acerca a su puesto.

Plano 3.- Interior. Día. Oficina.
(PM de frente). X se sienta, arroja el periódico sobre la mesa y abre un cajón. Suena el teléfono.

Plano 4.- Interior. Día. Oficina
(PM lateral) X está hablando por teléfono. Mantiene una conversación rutinaria. Mientras lo hace, hojea el periódico de forma distraída.

Plano 5.- Interior. Día. Oficina.
(PM frontal) X detiene su atención en una página. Pone cara de enorme sorpresa. Sigue hablando por teléfono, pero con extraños silencios, usando monosílabos y balbuceando.

Plano 6.- Interior. Día. Oficina.

(PG trasero). Cuelga. Se levanta. Toma su abrigo. Se lo pone. Coge el periódico. Lo enrolla y lo coloca bajo su axila. Abandona apresuradamente su puesto con pasos nerviosos.

Plano 7.- Interior. Día. Oficina.

(PG) X está ante la mesa de un compañero contándole un pretexto para salir.

SECUENCIA 5.

Plano 1.- Interior. Día. Mercado.
(PC) de un centollo. Se abre a PG de un puesto de mariscos.

Plano 2.- Interior. Día. Mercado.
(PD) Balanza marcando el precio.

Plano 3.- Interior. Día. Mercado.
(PG) X, entre los puestos del mercado con una bolsa y el periódico bajo el brazo.

Plano 4.- Interior. Día. Mercado.

(PD) de un cuchillo cortando lonchas de un excelente jamón.

Plano 5.- Interior. Día. Mercado.

(PG de X de espaldas). El tendero colocando las lonchas en papel y envolviéndolas.

Plano 6.- Interior. Día. Mercado.

(PM) X pagando al tendero.

SECUENCIA 6.

Plano 1.- Exterior. Día.
(PG) X entrando en una sofisticada tienda de licores.

Plano 2.- Interior. Día. Tienda.

(PM) X de espaldas, mirando una hilera de botellas de vino. Elige una.

Plano 3.- Interior. Día. Tienda.

(PC) de una botella de champán que tiene el tendero en su mano.

Plano 4.- Interior. Día Tienda.

(PM) El tendero hablando del excelente champán que tiene en sus manos.

Plano 5.- Exterior. Día.

(PG) X sale de la tienda con una bolsa y el periódico bajo el brazo.

SECUENCIA 7.

Plano 1.- Interior. Día. Salón.
(PG desde dentro). Se abre la puerta de la calle. X entra en casa y se dirige hacia la cocina.

Plano 2.- Interior. Día. Cocina

(PC) El centollo, sumergiéndose en una cacerola de agua hirviendo.

Plano 3.- Interior. Día. Cocina.

(PM) X distribuye con esmero las lonchas de jamón en un bonito plato.

Plano 4.- Interior. Día. Salón/Comedor.

(PC) Un bonito mantel flotando en el aire y posándose sobre la mesa.

Plano 5.- Interior. Día. Salón/Comedor.

(PM) La mesa, primorosamente puesta, con el centollo, el jamón, la bebida y todo lo demás. X deja el periódico sobre ella.

SECUENCIA 8.

Plano 1.- Interior. Día. Cuarto de Baño.
(PM cenital). Se ve la alcachofa de la ducha y la cabeza de X.

Plano 2.- Interior. Día. Cuarto de Baño

(PM) Empieza a caer agua.

Plano 3.- Interior. Día. Cuarto de Baño

(PM) X, aplicándose desodorante.

Plano 4.- Interior. Día. Cuarto de Baño.

(PP) X, peinándose con esmero ante el espejo.

SECUENCIA 9.

Plano 1.- Interior. Día. Dormitorio.
(PM) X abre la puerta del armario.

Plano 2.- Interior. Día. Dormitorio.

(PC) de los trajes. La mano de X escoge uno.

Plano 3.- Interior. Día. Dormitorio.

(PG) X ajustándose el nudo de la corbata.

SECUENCIA 10.

Plano 1.- Interior. Día. Salón
(PG) X está ante el equipo de música.

Plano 2.- Interior. Día. Salón

(PC). X saca un CD de su caja.

Plano 3.- Interior. Día. Salón

(PC) El dedo de X aprieta el botón de Play.

Plano 4.- Exterior. Día. Suena la música.

(PG) desde la calle a la altura del balcón. Se ve a X que arranca una pata del centollo.



Plano 5.- Interior. Día. Salón

(PP) X chupando la pata con delectación. Cierra los ojos.
(Plano a negro, sigue sonando la música)


SECUENCIA 11.

Plano 1.- Exterior noche. Vehículo en marcha. Tormenta.
(PM desde fuera) X conduciendo. Su mujer al lado. Ella duerme. Los limpiaparabrisas funcionan a toda velocidad. Un torrente de agua golpea sobre los cristales.

Plano 2.- Exterior noche. Tormenta de agua

(PG a PP) La luz de un vehículo que se aproxima entre el torrente de lluvia hasta ocupar todo el encuadre.


bye3SECUENCIA 10.

Plano 6.- Interior. Día. Salón.
(PC) Un chorro de vino llena una copa.

Plano 7.- Interior. Día. Salón.

(PG cenital) La mesa puesta con toda la comida.

Plano 8.- Interior. Día. Salón

(PM) X toma un sorbo de vino con cara de sumo placer.

Plano 9.- Interior. Día Salón.

(PD) El culo del vaso mientras X bebe.


SECUENCIA 11.

Plano 3.- Exterior. Noche.
(PC) El parabrisas inundado por la lluvia.

Plano 4.- Exterior. Noche.

(PC) Las ruedas del coche tomando una curva.

Plano 5.- Interior. Noche. Vehículo.

(PP) La mujer sigue durmiendo.


SECUENCIA 10.

Plano 10.- Interior. Día. Salón
(PP) X con los ojos cerrados degustando una loncha de jamón.

Plano 11.- Interior. Día. Salón.

(PP) Mesa con el periódico bien visible.

Plano 12.- Interior. Día. Salón.

(PD) La cabeza de una cerilla se desliza sobre un rascador.

Plano 13.- Interior. Día. Salón

(PG) X encendiendo su puro. Se ve el balcón abierto al fondo. (Travelling hasta el balcón). Hay una planta. (PC) de la planta. Sus hojas se mueven con el viento.

SECUENCIA 11.

Plano 6.- Exterior. Noche. Tormenta.
(PM) Árboles mecidos por el viento entre la lluvia.

Plano 7.- Interior. Noche. Vehículo.

(PM) X al volante, concentrado en la conducción, pero con ojos cansados.

Plano 8.- Exterior. Noche. Tormenta.

(PG a PC) Otra luz de vehículo que se cruza.

SECUENCIA 10.

Plano 14.- Interior. Día. Salón
(PG) X se levanta de su sitio con el puro en la mano. Coge el periódico y se lo coloca bajo la axila. Con la misma mano coge la botella de champán que se encuentra sobre la mesa. Se dirige al balcón. Allí, deja la botella de champán sobre una repisa.

Plano 15.- Exterior. Día. Balcón.

(PM lateral) X apura pausadamente las caladas de su puro.

Plano 16.- Exterior. Día. Balcón.

(PP) Los labios de X echando el humo del tabaco.

SECUENCIA 11.

Plano 9.- Exterior. Noche. Tormenta.
(PC) Una luz cegadora entre la lluvia acompañada de un fuerte sonido de claxon. Acto seguido se oye una larga y chirriante frenada.

SECUENCIA 10.

Plano 17.- Exterior. Día. Balcón

(PC) Cuello de la botella de champán. Se sigue escuchando el agudo sonido de la frenada mientras el tapón de corcho va saliendo hasta que estalla en un sonido seco y contundente.

Plano 18.- Exterior. Día Balcón.

(PC) El dorado líquido corre por el cuello de la botella.

SECUENCIA 11.

Plano 10.- Exterior. Noche. Tormenta.
(PP) Un hilo de sangre corre por el rostro de la mujer, atrapada entre los hierros del vehículo.

bye4SECUENCIA 12.

Plano 1.- Exterior. Día. En la acera. Bajo el balcón.
(PP) Un hilo de sangre corriendo por el rostro de X, destrozado contra el suelo.

Plano 2.- Exterior. Día. En la acera.

(PG) X muerto contra el suelo boca abajo con los brazos extendidos en una extraña posición. En su mano sujeta el periódico enrollado.

Plano 3.- Exterior. Día En la acera.

(PC) Una mano suelta el periódico de la mano.

Plano 4.- Exterior. Día. En la acera.

(PM) El individuo de espaldas. Desenrolla el periódico, lo abre, mira hacia arriba, hacia el balcón abierto y vuelve la vista sobre el periódico.

Plano 5.- Exterior. Día. En la acera.

(PC) Periódico abierto. Unas manos lo sujetan. Aparece el siguiente titular:
“Una pareja muere en un accidente de tráfico durante la tormenta de anoche”.


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