Gays y Covid
¿Creéis que durante este tiempo de pandemia el gay ha dejado de ligar?
Noooooooo!
El palomo cojo se adapta como un camaleón, es una animal que sobrevive ante las peores adversidades… Se les ha visto ocupando parques y jardines, una reconquista de lo natural donde ningún virus puede alcanzarle.
Adopta formas de serpiente rastrera, colibrí libador, o cabra montesa, pero se adapta.
También ha conquistado el ciberespacio y con ello se ha colado a hurtadillas en las casas realizando servicios de reparación o como psicólogos de terapia rápida pero efectiva.
En cuanto los bares han vuelto al funcionamiento, han ayudado a superar la crisis a sus congéneres, pues el palomo cojo es solidario, reconoce la llamada de la selva y el canto de los ruiseñores y ruiseñoras.
Se comunica en un lenguaje cifrado de alto nivel y de baja frecuencia, pero lo hace. Las páginas de contactos estaban más llenas que nunca, a veces en línea y otras enchufados.
La mascarilla a veces incluso se mantiene, pero se aparea entre los árboles y corretea entre la maleza cual hurón.
Ante la amenaza de las familias heterotrangresoras que han aparecido por los lugares típicos de cópula del palomo han encontrado nuevos huecos y cubiles. A veces han tenido incluso que cohabitar con ellos a pesar de la dificultad, y alguna heteroasustada se han percatado de que los animales salvajes en periodo de celo son un espectáculo tan habitual como en el Serengueti durante la época de lluvias.
Por si fuera poco, el palomo cojo, ha tenido que sortear los destrozos provocados por los temporales climáticos que han derribado miles y miles de ramas de los árboles que antes les proporcionaban cobijo. Ahora yacen caídos en las veredas a riesgo de romperte un tacón y más que una caminata agradable parace un espectáculo parecido a la carrera del Grand National inglés.
Aun así, las plumas nos ayudan a alzar el vuelo y superar cualquier obstáculo, por social, físico, pandémico, político, religioso o económico que sea. No hay que olvidar, que las cargas familiares suelen ser algo menos, así que por malo que parezca en otra fauna las cosas fueron peor…. Porque el palomo se adapta, se adapta y se adapta.
Si el SIDA no pudo con el cáncer del mundo que parece que somos, no lo hará un pandemia de pacotilla como un corona-ataque.
La dificultad de no poder ver a la pareja debido a las fronteras médicas, ha sido otro de los factores que han llevado a la crisis a muchas palomitas pues no olvidemos que muchas aún no están casadas y por lo tanto no se pueden considerar convivientes ni con un calibre 32 dentro del cuerpo. Esto sin duda ha hecho mella en la afectividad de las personas, que también sienten y padecen.
En algunos casos, también han muerto aquellos seres queridos que no hemos podido visitar en sus últimas horas o se han tenido que resolver herencias y dificultades añadidas a la heteronormalidad. Y esto sí que ha sido un obstáculo extra para los aparentemente no discriminados… pero es en la dificultad cuando se ve la verdadera naturaleza del ser humano.
Vaya desde aquí mi homenaje a aquellos que lo han pasado tan mal y que no han podido reaccionar ante estos impedimentos legales y sociales.
Ahora que parece que desaparecen algunas mascarillas, estamos empezando a volver a apreciar la belleza de la vida en su más absoluta diversidad. Una sonrisa, una charla que nos saque del hastío. Y por supuesto tocar, tocar y tocar a otros seres humanos que nos permite captar la realidad que a veces parece hetera o efímera.
Las reivindicaciones tuvieron que ser virtuales, pues solo ciertas manifestaciones estaban permitidas, y nunca para colectivos menores o discriminados… quizá la última fue la manifestación feminista y a partir de ahí actuó la famosa censura que siempre socaba y soslaya desde dentro y desde fuera.
Este año, la pandemia no evita ni frena la visibilidad y las palomas de la paz surcan los cielos de nuevo. Esperemos que sea la señal de una nueva concepción global, y que algunos gobiernos de verdad protejan la diversidad de los palomos y las palomas cojas para que puedan seguir jugando al futbol o viajen sin riesgo a países extranjeros sin que les censuren o encarcelen.
Aún hay muchas criaturas encerradas en muchos países y la lucha sigue cada día… algunas escapan de sus propios hábitats de nacimiento para poder sobrevivir, buscándose la vida en otros un poco menos retrógrados.
