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Charles Mingus, "... Yo soy tres"

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En 1957, en plena batalla por los derechos civiles en Estados Unidos, el gobernador de Arkansas, Orval Faubus, envió a la Guardia Nacional  a las puertas del Little Rock Central High School para impedir la integración de los estudiantes de color. Los Nueve de Little Rock tuvieron que ser escoltados hasta el interior de la escuela por las tropas de la 101 ª División Aerotransportada del Ejército. El suceso provocó una crisis que puso en jaque el lento avance de la lucha por la eliminación de la segregación racial tan arraigada socialmente en los estados de Sur de los sacrosantos Estados Unidos de América.

Que un suceso semejante supusiera un punto de inflexión en mi aprendizaje cultural y musical fue seguramente casual, puesto que yo ni siquiera había nacido en aquellos años. Pero en respuesta a aquellos días negros, Charles Mingus parió una composición musical imprescindible, Fable of Faubus, una sátira, una burla grotesca que quiso incluir en su álbum Mingus Ah Um. En la grabación original, los músicos que la interpretaban -Charles Mingus (bajo, voz), Dannie Richmond (batería y coros), Eric Dolphy (saxo alto), y Ted Curson (trompeta)-, introdujeron una "letra", un coro de exclamaciones -Mingus y Richmon hablando entre sí en su jerga particular-, donde el gobernador de Arkansas no salía precisamente muy bien parado. Por supuesto, Columbia se negó a permitir que la composición apareciera en el disco con su letra original y se realizó una versión instrumental para el álbum.

Sea como fuere, Mingus Ah Um llegó a mis manos a finales de los 80. Me encontraba entonces en plena «investigación» musical. Había descubierto el jazz en la Universidad y, desde entonces,  indagaba, buscaba, leía y escuchaba todo lo que caía entre mis manos sobre el género. Bastó que leyera unas líneas sobre la censura de Columbia para que mi curiosidad me obligara a escarbar. En 1960 Mingus grabó de nuevo Fable of Faubus para la edición del álbum Charles Mingus presents Charles Mingus, que se convirtió en Original Fable of Faubus, esta vez sí, con la letra censurada en su día. Rastreé todas las tiendas de discos de Madrid hasta que encontré un ejemplar de aquella edición. Fue una tarea difícil, pero hoy es una de las joyas de mi corona personal.

Para ser sincera, creo que la censura de la compañía no hizo bien su trabajo. En este caso concreto no es necesario escuchar la letra para captar el mensaje. La excelencia musical de Mingus no necesita de adornos, la pieza instrumental lleva toda la carga expresiva necesaria para convertirse en una muestra de indignación y una burla perfecta al mismo tiempo.

Toda su música es así, excesiva, expresionista, extraordinaria. Vivió en la mayor encrucijada musical del género, cuando los movimientos clásicos desaparecían para abrir las puertas a los nuevos tiempos. En una evolución paralela a los avances sociales de la época, el jazz avanza por territorios nuevos, dando vía libre a la intuición y la introducción de la atonalidad que daría sus frutos en el free jazz, movimiento que tiene sus orígenes en la obra de Mingus.

Que su música fuera de algún modo un verso suelto en el universo del jazz tiene que ver con su propia marginalidad. Su mezcla de orígenes -sueco, afroamericano, oriental y europeo-le llevó a sentirse "lo suficientemente blanco para dejar de pasar por negro ni lo bastante claro para que me llamen blanco".  Su infancia marcó su formación musical, que empezó con el estudio del trombón y la música clásica para derivar en el chelo, un instrumento más propio de negros en aquella época y que le permitió introducirse en el universo del jazz.

La época en que vivió su desarrollo musical le permitió confraternizar y colaborar con la élite del jazz. Lee Young, Louis Armstrong, Lionel Hampton en su primera época y, por supuesto, los maestros del bebop, Charlie Parker, Max Roach... Con éste último fundó su propio sello discográfico y realizó su primera grabación en 1952: el concierto en el Massey Hall de Toronto, considerado el canto del cisne del bebop.

La mecha estaba prendida y nada desde entonces volvería a ser lo mismo: su obra volaría solitaria desde entonces. Su universo creativo, indefinible, picó de todo e incorporó a través de su particular receta lo mejor da cada casa. En Pithecanthropus Erectus, grabada en 1956, aparece todo su universo musical: la composición clásica de sus inicios, el blues enraizado en sus orígenes negros, la música religiosa que impregnó su infancia.

Todo lo que sucedía a su alrededor, lo que le importaba, se reflejaba en su música. Su personal militancia antiracista, sus eclécticos gustos musicales, su multiintrumentismo, su particular forma de ser...  Lo dijo él mismo al inicio de su autobiografía: "...Yo soy tres".

Escuchar sus piezas me permite entrar en universos paralelos, la expresividad de su melodía me traslada a lugares lejanos, su música transmite su energía personal. Para algunos traspasar la frontera y escuchar su música además de oírla puede que no sea una tarea sencilla, pero el premio está a la vuelta de la esquina.

No quiero contaros más. Podría seguir y no terminar nunca, pero no quiero estropearos el camino, averíguadlo vosotros mismos. Dad rienda suelta a vuestra curiosidad, si es que algo de toda esta historia os parece interesante. Yo ya descubrí  la luz que ilumina el final de ese viaje. Sólo quiero hacer alguna recomendación, algunas de sus composiciones, mis imprescindibles:  Goodbye Pork Pie Hat, Better Get Hit In Yo' Soul, Moanin, My Jerry Roll SoulFable of Faubus / Original Fable of Faubus,...

Si este hallazgo fue fruto del efecto mariposa, la teoría del caos o una simple casualidad no lo sabré nunca. Pero supuso un punto de partida hacia un universo musical que ha marcado mi vida. A lo tonto, me quedé con el premio Gordo.

GoodBye Porkpie Hat Better Get In Your Soul Moanin

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