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Palabras mayores

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"Son palabras mayores".

Me ha gustado siempre esa expresión. Como Vds., la he empleado para referir que me he encontrado ante otra dimensión, muy superior, a aquélla que se podía estar tratando. Sin embargo, hoy me quiero volcar sobre ellas como filólogo, es decir como ese relativemente pequeño grupo de personas que consideramos la lengua no sólo como instrumento de comunicación sino también como patrimonio cultural y puerta abierta a la reflexión o a la introspección.

palabrasmayores3Así que, desde ese punto de vista extraordinario, considero palabras mayores aquéllas que no deberíamos pronunciar con ligereza o que no deberíamos permitir que la trivialización las desgastase despojándolas del más mínimo gramo de transcendencia.

Puede tratarse, obviamente, de insultos proferidos de manera desconsiderada pero quisiera referirme, en especial, a aquellos términos que no tienen vocación expresa de lacerar al otro sino de hacerle ver la contundencia e irrevocabilidad con las que vemos las cosas.

Amor, siempre, todo, amigo, sus análogos y contrarios deberían comprometer enormemente a quien las pronuncia. Cierto es que de frivolidad también se vive (y se comunica) y no es mi intención arrastrarlos a que se anden Vds. con pies de plomo cada vez que abran la boca. Les llamo, simplemente, la atención sobre el calado que debería tener nuestro discurso cuando abordamos determinados asuntos, con determinadas personas y en determinadas circunstancias.

Afortunadamente, el español es un idioma que ofrece a quien lo domina mínimamente una multitud de escapatorias (que los profesores llamamos estrategias de evitación), que le permiten al hablante escabullirse cada vez que necesita salir del comprometedor atolladero en el que se puede estar metiendo. Por ejemplo, en la Península, solemos preferir pronunciar "te quiero" ante la solemnidad que entrevemos en "te amo". Aprovecho la ocasión para manifestar a este respecto que esta manera tan frecuente de declararle su amor a alguien me ha resultado siempre bastante obscena y egocéntrica. palabrasmayores2O sea que, en este caso, el remedio me parece peor que la enfermedad. A riesgo de semejar cursi, me decanto por la fórmula que encontramos en lenguas hermanas como el francés, el portugués o el italiano.

En cualquier caso, esta primera colaboración de la nueva temporada de LNMO también la podía haber titulado "Palabras para mayores" puesto que todas estas consideraciones las solemos hacer, desafortunadamente, cuando la vida nos ha hecho padecer los problemas en que nos hemos podido meter por tomarnos determinados elementos del vocabulario demasiado a la ligera.

Los errores, los chascos, las meteduras de pata nos enseñan a ser precavidos y a sonreír cada vez que alguien cabalga lo categórico ignorando (y ahora lo voy a ser yo, a mi cuenta y riesgo) que nada tiene por qué ser para siempre.

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