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Almodóvar 2016

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Entramos a ver la película de Paco León, ante el que nos quitamos el sombrero, y, por el vestíbulo de los cines Princesa, deambulaba ese señor. Uno de mis acompañantes me comentó, como una portera: “conozco a uno que se ha tirado repetidas veces al novio de éste”. Almodóvar, un tipo que siempre entra el último a la sala y sale el primero para cruzarse con la menor cantidad de curiosos posible. Pero, ¿es realmente él? ¿Se trata de la misma persona que hace treinta años dirigió aquellas películas punkys tan graciosas y esos dramones gayer tan locos y sentidos? Puede que la respuesta no sea afirmativa, que un señor gordo se comiera hace años a Almodóvar y ahora viva, como un ultracuerpo, sobre él.

almodovar2Almodóvar no es sólo una persona, es más bien una empresa. Pedro Almodóvar era aquel personaje iconoclasta, que no como ahora iconoplasta, surgido de aquella cosa llamada “La Movida” (que nadie sabe decir a ciencia cierta qué fue). Almodóvar, a secas, es ahora “El deseo”, la productora de comedietas y dramones de cartón piedra que explota la fama y los reconocimientos cosechados en el pasado por Pedro. Pero de Pedro ya queda poco. Leo una entrevista a Pedro, que se libera de vez en cuando del ballenato divo que le posee ahora, contando cómo conoció a Chus Lampreave y su conexión con ella. Revive por un momento aquel tierno, apasionado e inteligente Pedro, Leyéndolo parece resucitar, pero es un espejismo en medio de un desierto corporativista, en el centro de sus pretorianos incapaces de decirle a la cara que el rey hace años que está desnudo. Ya no queda absolutamente nada de la gracia de “Pepi, Luci, Bom...”, ni de la maravillosa locura de “La ley del deseo”, ni un ápice de la gracia de “Laberinto de Pasiones” o “Mujeres al borde de un ataque de nervios. Hace ya muchos años que la empresa Almodóvar lo vampirizó para dedicarlo a sacar réditos kitch de su fama y a vivir del cuento de definir lo que es bueno y lo que es malo en el cine, linea que hace traspasar automáticamente la frontera que separa a lo real de lo grotesco y lo pretencioso.

almodovar6El señor gordo se comió definitivamente a Pedro Almodóvar, ahora ballena varada, antes ágil corista afterpunk. Él se permite el lujo de encabezar manifestaciones y de dar lecciones de comportamiento, de ética, de autenticidad, cuando en realidad tributa hace años desde una SICAV y se descubren tangencialmente sus juegos sucios peligrosos en empresas panameñas, su facturación desmesurada y su negación ciega de la viga en el ojo propio. Almodóvar es bandera de España, por lo que fue su arte y por reflejo de nuestra sociedad panoli y esnob. Despotrica contra algunos críticos porque no alaban sus actuales dramones petarderos, estalla ante cualquier atisbo de incomprensión de su “obra” vanguardista. Hace años que sus películas, que antes admiraba, me dejan frío. Pero su entorno las defiende como si les fuera la vida en ello, como si se atacase a un colectivo en pleno. ¿A qué colectivo?  La única tribu a la que pertenece la tribu Almodóvar es a la de su propio bolsillo y ego. Y no sólo se atrinchera tras su entorno, como la Pantoja más rancia, sino tras sus fans más pretorianos, esos que lo señalan como un Dios vivo intocable. Vi “La piel que habito” y “Los amantes pasajeros” y no daba crédito ante esa inmundicia parida por quien en su día fue grande. Pero algunos siguen alabándolo, y no desde el gusto, sino desde la adulación.

almodovar5El día que le vimos en la puerta de la sala, yo pensé que él iba a ver la película de Paco León. Pero no, rápidamente salí de mi error, Paco León no es aun suficiente para él y los suyos, Paco todavía es una persona de carne y hueso. También se estrenaba ese día “Altamira”, en la que actúa Antonio Banderas. Antes de pasar a la proyección le comenté a un par de amigos que seguramente habrá ido a ver la película de su amigo oscarizado malagueño. Uno de ellos me comenta: “del hijoputa de Antonio Banderas, el facha”. Me sorprendo. “¿Facha Antonio Banderas? ¿Pero no era del PSOE de toda la vida?”. Me responden: “pues eso, del PSOE, un facha hijo de puta”. Me dejan perplejo. Qué tiempos éstos en los que sólo existe Podemos y el resto son las Juventudes Hitlerianas. Pero Almodóvar les sigue gustando, lo siguen viendo como perenne ejemplo de sensibilidad aderezada mediante graciosa y genial gilipollez. Al salir de la película afirman que Paco León ha copiado el personaje de María Barranco en “Mujeres...” para su película. Hay que joderse lo que hay que escuchar. Para sus seguidores Almodóvar no es facha por mucho que tribute al uno por ciento. Pero ese señor gordo, repito, ya no es Almodóvar, es un ultracuerpo del planeta esnob, que nos invade en silencio mediante washaps hipnóticos y sushi delicioso inyectado con cloroformo. El rey está en pelotas.


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