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Píldoras de cine (V)

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Calificaciones:
0 Irritante, encrespante. Para pazguatos.
N Mala a secas, con algún factor salvable, ya sea por el autor o por parte de la acción.
NN Buena a secas. Visible y recomendable.
NNN Obligatoria, ya sea por sí misma o por su autor. Podría llegar a imprescindible...
NNNN Imprescindible. Obra maestra. La hostia en bote.

"Isla de Perros", de Wes Anderson. Irregular Anderson, pero siempre personal. Lo personal, lo único, siempre se agradece. A medida que su cine se ha ido desarrollando, cada vez se aparta más de lo real, sus personajes de carne y hueso avanzaban a pasos agigantados hacia la fantasía, más o menos metafórica según el caso, en otros sin pretensiones más que las estéticas y las de la diversión observando la ridiculez humana. Me confieso fan, así que soy parcial enjuiciando a Wes Anderson. Muy fan sobretodo de Rushmore y de Life Aquatic, aunque no desdeño para nada Gran hotel Budapest, Viaje a Darjeeling o Los Tenenbaums. Me gusta mucho ese vínculo que ha establecido co el absolutamente genial Bill Murray. Esta isla de perros entra del primer grupo, de las obras mayores, quizás ha sido la película que más me ha gustado de este peculiar director, eso es mucho decir. Inventarse un film de animación con perros en el papel de samurais que hablan con la voz de un grupo de actores geniales riza el rizo. La factura resulta espectacular, con un hilo argumental mágico en homenaje a Los siete samuráis del gran Kurosawa, y una realización con detalles minimalistas de cómic. Encantadores perros capitaneados por la inconfudible ronca voz de Bryan Cranston. Pocas veces se ha visto captar tan bien el carácter de los perros como en esta película que los hace parecer personas pero para lo bueno. La fidelidad y el honor marcan la existencia de los canes en la vida real y en esta cinta. Si eres idiota no vayas a verla, porque sería un insulto que lo hicieras, además no iba a gustarte porque eres un cretino. NNNN



pildoras52"Campeones", de Javier Fesser. A pesar de que la estructura de guión sea un tanto floja, de caer en algunos momentos en el chiste fácil y de que se haya tratado de hacer obligatorio que esta película guste, razón que sería suficiente para no gustarme cualquier cosa, debo reconocer que hay algo que exhala autenticidad y despierta simpatía en ella. No es que Javier Gutiérrez me guste y me caiga simpático, que es cierto todo ello, y que se comporte de forma competente interpretando su papel, no es sólo eso. Toda esa atmósfera brota de un grupo de actores que lo bordan riéndose de sí mismos y con quienes ven la película, quitándole trascendencia a sus problemas cotidianos y dándole una dimensión de normalidad a su existencia, que es en realidad la que tiene y que durante mucho tiempo se les ha hurtado. Los “discapacitados” han sido ninguneados, ocultados, apartados, despreciados históricamente, pero no son más que personas como tú y como yo con todas nuestras, digo nuestras, carencias y cualidades comunes, en el fondo con los mismos problemas existenciales de soledad e incertidumbre vitales que el resto, todos estamos hechos de la misma carne y del mismo barro tengamos más o menos habilidad para realizar ciertas cosas. NN

"Mi querida cofradía", de Marta Díaz. El retrato rancio que hace esta película de la ranciedad pueblerina más rancia y estereotipada del ámbito cultural español tradicional, de la España profunda, resulta acertado, deja cierto poso y sabor a través de imágenes potentes a ratos y gestos de los actores convincentes. Cierta solvencia, aunque también algo de condescendencia, al retratar a esta España negra. Sin embargo, Marta Díaz cae en los sempiternos males del llamado “cine español”: ir a la risa fácil y a la comedieta de bla bla bla que tiene que hacer reír por cojones, esa en la que te tienes que carcajear de las chorradas de siempre aunque no te hagan ni puta gracia para participar en el acto grupal de españolidad que ocurre en la sala. Cine Ja, ja ja, y jo jo jo a la antigua usanza, a la de siempre, hay que pasar por el aro. Es una película que cuenta con unos actores maduros que  están muy bien, encabezados por Gloria Muñoz, Juan Gea y Manolo Morón estupendos, contenidos aunque contundentes, pero que, por otra parte y como contrapeso, nos hace sufrir a la coñaza de Pepa Aniorte y algunos adláteres que con unos diálogos insufribles llevan a la película a un enredo idiota. Esa segunda mitad sobra, no hacía falta, pero es que el cine español no se puede contener y casi siempre tiene que intentar auto agradarse para sentirse bien. Hay un rato en que los diálogos marean y que te apetece meterle una calcetín en la boca a un par de actrices que se creen muy graciosas. N

"Inmersión", de Win Wenders. Resulta un poco triste decirlo, pero Wim Wenders ha perdido hace tiempo bastante de su interés. Sus películas de “ficción” se han perdido por un camino sensiblero e intenso que provoca un poco de grima. Se le va el pie pisando el acelerador de lo supuestamente poético. No es que no se le entienda, es que quiere parecer profundo y lo que consigue es resultar pedante. Me sucede ésto más o menos desde que perpetró aquella insufrible “Million dollar hotel”. En su descargo, hay que decir que en el terreno de la “No ficción” continúa firmando obras muy notables e incluso maravillosas como “La sal de la tierra”. “Inmersión” no es una película horrible, se deja ver y cuenta con un guión coherente. Pero no hay manera, salgo de la sala y la olvido a los cinco minutos, y no perdería dos horas revisitándola en la tele ni durmiéndome un domingo por la tarde. N

pildoras553"Lucky", de John Carroll Lynch. Enlazando prácticamente con Wim Wenders nos encontramos a Harry Dean Stanton. El bueno de Harry fue como una especie de escultura viviente desde que interpretó a Travis en la mítica “París-Texas”. “Lucky” es un homenaje grupal a él. La película se estrenó un par de semanas tras el fallecimiento, a los noventa y un años de edad, de Harry. Es una obra que huele a Jarmusch y a amistad. En ella sale el propio David Lynch, que trabajó con Stanton en “Corazón salvaje” y en la maravillosa “Una historia verdadera”. Debieron hacer buenas migas. Aparece también Tom Skerrit, capitán de la nave de “Alien, el octavo pasajero” en la que Harry hacía el papel de bocazas operario de mantenimiento. A ambos se los devoró la bestia del espacio. Y la acción transcurre por unos parajes desérticos parecidos a los que Travis recorría con amnesia en la citada película de Wenders. La película parece que trata de expresar miedo ante el vacío que ronda ante la inexorabilidad de la muerte, el paso del tiempo y la soledad. Los personajes se acompañan unos a otros durante esta ruta vital con amabilidad, ternura y condescendencia. Que gente tan interesante se reúna alrededor de tí debe resultar bastante agradable, debió sucederle eso al bueno de Harry Dean mientras protagonizaba esta película que no debes ver si eres idiota, porque entonces no te gustará y tendré que soportar tus memas impresiones cuando salgas de la sala con esa cara de pazguato. Harry Dean Stanton, nos reiremos de tí y de tus esperanzas vanas desde nuestras tumbas. El director primerizo de la película, porque es su primera obra, es el actor que hacía el papel del marido de Frances McDormand en “Fargo”. Sí, el que pintaba los sellos de patos, chúpate esa. NNN


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