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Loving Vincent.... so dearly

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Cada año que pasa me indignan más los famosos Globos de Oro y su colofón, los Oscars de Hollywood. Está claro que son unos premios otorgados desde un punto de vista, filosofía y confección a la americana y que, bajo esas premisas, no debería extrañarme. Aun así, creo que debería comenzar a plantearse la celebración de unos premios cinematográficos que den cabida y protagonismo en condiciones igualitarias y objetivas a las cintas rodadas en cualquiera de los 6 continentes (sí, la Antártida también, ¡por qué no?). Antes de que me vaya aún más por las ramas, voy a reconducirme al tema que ocupa este artículo.

Me sorprende ingratamente que tanto en los Globos de Oro como en los Oscars no se haya dado el eco que merecía la película polaco-británica “Loving Vincent”. Como fanática de las películas de animación dirigidas al público adulto me ha sentado como una bofetada a mano abierta la indiferencia con esta obra maestra. Debería haber estado nominada no en el apartado de vincentv22mejor animación sino en el de mejor película, máxime si han tenido cabida calidades dudosas como “Déjame salir”, que es aceptable para su género de terror pero tampoco es una gloria.

Por otra parte, reviso las notas medias en Filmaffinity, mi barómetro cinematográfico habitual, y tampoco parece que el gusto general la valore más allá del 7,4. No es mala puntuación, pero yo lo encuentro insuficiente. A mí esta película me robó el corazón desde el primer cuadro. Porque esta película no está compuesta de fotogramas al uso, sino de verdaderas 65.000 pinturas ejecutadas brillantemente por más de 125 artistas.

Sin embargo, todo ese esfuerzo arrollador a priori me llamaba a la prudencia. Cierto es que tenía una curiosidad bárbara por ver una película tan peculiar pero guardaba cierta aprensión, ya que temía que únicamente se hubiera cuidado ese aspecto. Al fin y al cabo lo capital en una película no es la belleza visual, que sí, tiene su importancia y en esta obra más que nunca;  ni siquiera su trama, que también es ingrediente esencial; sino la narrativa, que al fin y al cabo suele ser la culpable de que películas que no cuentan nada sean joyas y otras que tienen de todo están más huecas que una cueva. En definitiva, no es tan importante lo que se cuenta sino cómo se cuenta.

vincentv3Pero la película no me decepcionó. Desde el primer “foto-óleo” me di cuenta de que estaba presenciando algo maravilloso. Pocas cintas me hacen ser consciente durante el propio visionado de que estoy contemplando algo excepcional. Claro, que yo soy fanática incondicional del impresionismo y eso también cuenta a su favor. Cada fotograma era vibrante, las distintas técnicas desde el blanco y negro de los flashbacks al impresionismo más puro en la narración del presente; el manejo de la luz cambiante del sol que aparece tras la lluvia; las transparencias en un viaje en tren... Merece la pena hasta los propios créditos del final. Verdaderamente, no tiene desperdicio.

En ciertos momentos, tal era la belleza de los lienzos que me costaba centrarme en el propio argumento de la historia que, de por sí, me pareció especialmente interesante. La cinta nos presenta, desde el género de intriga, la investigación del fallecimiento de Vincent Van Gogh por parte de un amigo de familia. ¿Por qué murió Van Gogh? Subyugante hasta el final y muy bien resuelto, por cierto. Por otra parte, la obra casi parece pertenecer al género documental y, por este motivo, despierta la curiosidad por saber todo y más sobre aquel genio holandés que murió atormentado, dejando una obra irrepetiblemente bella. Desde luego, esta cinta cumple con creces la misión de una película: entretenimiento, impacto visual, emoción y la inquietud por querer saber más sobre el artista.

vincentv4No quiero terminar este escrito sin mencionar a la codirectora, Dorota Kobiela, quien se empecinó en llevar a cabo tamaña proeza, vía crowdfounding, y la brillante actuación de los actores que trabajan tras los telares (Helen McCrory, Saoirse Ronan, Aidan Turner, Eleanor Tomlinson, Chris O'Dowd, Jerome Flynn, Robert Gulaczyk, entre otros). Esta película impresionista desde luego me impresionó, tanto que me dejó sin palabras y sin lágrimas. Estoy segura de que Stendhal hubiera sentido lo mismo.

Mi valoración es 9/10


Para saber más podéis entrar en su página http://lovingvincent.com/

No dejéis de visitar este making-of del codirector Hugh Welchman, que revela los entresijos y añade más chicha al asunto:  https://www.youtube.com/watch?v=eOtwJL4iV8s

PD: Podría ser interesante ver la película doblada al francés, ya que es en Francia donde se sitúa la trama y podría favorecer la experiencia audiovisual. Todo dependerá de la calidad del doblaje francés.

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