daniel

Belleza en mis cojones

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A menudo borro todo lo que escribo porque me parece una puta mierda. Entonces me vienen a la mente Paulo Coelho y todos esos gilipollas que incluso pagan por tragarse la mierda que caga. Así que me siento un poco mejor. Pero después recuerdo a los escritores de verdad y me entra ese vértigo de las palabras, esa náusea del papel en blanco, del espacio, de lo infinito, del insondable negror, del frío sideral, del más allá y de la belleza. Pienso en esos grandes hombres decimonónicos que crearon toda esa literatura aún no superada por nadie y vuelvo a la realidad. Repaso mi novela perfecta sobre el odio a la Humanidad, siempre en perpetua revisión, en la que Humanidad se escribe con mayúsculas… lo que de por sí ya es una declaración de intenciones. No puedo ni quiero evitar ser un optimista renegado en el fondo. Paco me ha calado bien, el muy hijo de puta.

belleza2Cuando era un pajillero adolescente y no existía Internet enviaba cartas interactivas a mis amigos en las que podían tomar varias opciones en el transcurso de la misiva. Perdí muchas horas de mi vida y mucha energía en escribir esas miles de líneas pero me siento orgulloso. Creo que han ido las mejores cosas que he hecho en mi vida. Cuando tenía trece años creía que era un genio pero con el tiempo se me fue pasando. Por suerte. Hablaba de cosas como el apocalipsis, de mi hijo que ya ha nacido y de la necesidad de superar los convencionalismos sociales. Leía solo a escritores del siglo XIX, a los mejores.

belleza4La gente se muere y no deja grandes sentencias. Faltan cojones. Os faltan muchos cojones. ¿Cómo coño puede un hombre lúcido vivir en paz? La muerte está acechando y las putas son muy baratas. Calígula fue probablemente el mejor poeta de la Historia. Gano más dinero trabajando de camarero que de redactor. Los bárbaros a las puertas. Charo era mi profesora de Lengua castellana en el instituto. Era tonta del culo. Nos obligó a leer La Regenta, decía que para fomentar el hábito lector. Le hice perder muchas clases con aquel debate en el que yo argumentaba que el que lo leyera no iba a volver a leer un libro en su puta vida después de verse obligado a leer aquella puta mierda. Tenía un polvo, la muy zorra. Me suspendió Lengua porque sabía que yo era un genio. Un día la vi en El Corte Inglés comprando libros para sus sobrinos, sola y triste. Me dio hasta pena, la muy puta.

Ahora creo que he perdido esa esperanza difusa, ese ansia en el porvenir que nunca llega. El destino es un catéter en un hospital. Sé que algunos de vosotros me leéis porque todavía sabéis reconocer a un gran hombre cuando aparece delante de vosotros. Intuís toda esa belleza y ese amor que me resbala por los huevos. Belleza en mis cojones. Sé que sabéis que soy el mejor escritor vivo en la Tierra. Guardadme el secreto.

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