Bendita delincuencia
Veo en la tele a José Luis Moreno. Cuenta cómo repelió el ataque de unos asaltantes que pretendían robar en su casa por segunda vez. Dice que ahora siempre va armado. Me lo imagino travestido en su dormitorio color rosa con un pequeño revólver en el escote y una bala de repuesto metida en el culo. Le debemos mucho a José Luis Moreno. Una generación entera terminó en la droga gracias a él. Le debemos mucho a este pionero del entretenimiento casposo, él fue quien nos descubió a personajes de la talla de Jaimito Borromeo. Nos descubrió el horror. Y en el fondo de mi corazón lamento no haber vuelto a verlo convaleciente y en silla de ruedas, con el jeto morado de las hostias. Lamento no haber podido lanzar una falsa exclamación de lástima o sorpresa porque el muy capullo salió indemne. Confieso que me llevé un verdadero chasco al verlo tan sonriente y tan jovial... Y es que tenía esperanzas de que le hubiesen pegado algún tiro en la pierna; tenía esperanzas de que le hubiesen metido algún navajazo en las nalgas… algo así, leve pero aparatoso. José Luis Moreno, mártir de la telecaca, empresario millonario gracias a este país semianalfabeto que tanto lo admira. Sin ti, querido ventrílocuo de sonrisa perenne, Bertín Osborne enculando sus cojines no sería ni la mitad de casposo. Gracias.
No quiero trabajar más. Sueño con el día en que me quedo sin trabajo. Fantaseo con la idea de que me despiden o de que lo dejo. Cada día que me levanto es una lucha conmigo mismo. “El trabajo os hará libres”. Yo soy la prueba de que el sistema no funciona. Siento que cada día que paso haciendo cafés es un día perdido Debería estar haciendo algo provechoso con mi vida. O no. No lo sé. A veces no sé si soy demasiado honesto o un puto mentiroso. La gente se obsesiona mucho con el trabajo. Que le den. A la gente y al trabajo. Bendita paz de paro y sol, de lunes al sol. Bendita pobreza, bendita delincuencia. Robar como un acto bello, como protesta. Robar a los ricos, a los que manejan el cotarro. Tienen el pastel bien repartido entre ellos. Son solo unos cuantos que lo tienen todo atado y bien atado, los muy hijos de puta. Ya sabes, el contacto adecuado en el departamento adecuado. Consejos de administración de grandes empresas. Firmas multimillonarias en las que solo trabajan cuñados de y sobrinos de. Ellos deciden lo que vale y lo que no. Así funciona la cosa. Cotarros multimillonarios que solo reclutan fieles en los carísimos colegios privados de sus amiguitos. Destruyamos toda esa puta mierda sin miedo a no tener trabajo. Robemos sin piedad. Cerremos todas nuestras cuentas de los bancos.
Gene Vincent está vivo, hijos de puta. No podréis arrebatarnos el rock and roll. Nunca.
España está indignada con el comportamiento de los hinchas del PSV, que arrojaron monedas a unas mendigas rumanas en Madrid. Las cámaras de Mediaset lo filmaron todo. Es una suerte que Mediaset, en su afán por velar por la dignidad humana, haya sacado a relucir este terrible episodio. Lástima que las cámaras de Mediaset no hayan filmado a los niños indios y pakistaníes explotados por Zara. Lástima que las cámaras 
de Mediaset no hayan filmado a los viejos agonizantes de algún asilo boliviano. Lástima que las cámaras de Mediaset no hayan podido filmar alguna sesión de tortura y asesinato de la CIA. Lástima que las cámaras de Mediaset no hayan podido filmar el apaleamiento y descuartizamiento de alguna persona inocente en Afganistán, Méjico o Kenia. Lástima que las cámaras de Mediaset no hayan recogido los tejemanejes de los concejales de urbanismo de cualquier ayuntamiento español de tamaño medio. Es una pena que las cámaras de Mediaset no pudiesen filmar el momento exacto en que el pelotón de fusilamiento disparó ayer sobre un grupo de presos norcoreanos. Es una lástima que las cámaras de Mediaset no hayan podido filmar a algunos de nuestros ministros yendo de putas y esnifando coca. Es una lástima que las cámaras de Mediaset no hayan podido filmar la venta de armas a los terroristas del Daesh por parte de España y de otros países occidentales. Es una lástima que las cámaras de Mediaset no hayan podido filmar cómo se comercia con niños latinoamericanos que son vendidos a pederastas británicos, ni la destrucción de los océanos, ni a las mujeres lapidadas cada día. Es una lástima que Mediaset no haya grabado a los licenciados en Humanidades españoles trabajando en Macdonalds, ni a los niños yonkis chaperos de Barcelona o Buenos Aires. Es lamentable que las cámaras de Mediaset tampoco hayan podido filmar a los niños esclavos que cosen las zapatilas Nike, ni a los bebés chinos asesinados por sus padres, ni a los que son lapidados en Irán.
Y termina la Semana Santa. Los puticlubs no han dado abasto durante estos días. Es una lástima que las cámaras de Mediaset tampoco hayan podido filmarlo.
Y se me viene a la mente la Segunda Guerra Mundial. Y pienso en esas imágenes en blanco y negro de los nazis arrojando miles de cadáveres a fosas comunes, siempre con una sonrisa en el rostro. ¡Ah, la minuciosidad alemana! ¡¡Cuánto hemos de aprender del trabajo bien hecho de nuestros amigos germanos!! Pienso en la terrible posibilidad de que entre los escuálidos cuerpos sin vida de esos desgraciados pueda encontrarse el de alguna mujer… porque no sé si el pobre Alejandro Sanz podría soportarlo. Sería terrible que pasase por un mal trago así en su mansión de Miami.
Y, claro, las miles de asociaciones a favor de los derechos de los animales y no sé qué más moverían cielo y tierra para llevar a bien término sus exigencias. Así que las vacas dejarían de formar parte de la dieta humana y se retirarían a vivir en paz a una especie de reservas. Esto podría contarlo tranquilamente en unas mil trescientas páginas. O sea, metiéndo diálogos llevaderos y descripciones no muy cansinas. O sea, mucha paja. Estaba chupado.
En la cuarta eran ellas quienes colonizaban marte. Podia ver ese tocho de siete mil páginas seudocientífico especulando sobre el viaje, las naves, la nueva existencia más allá de la Tierra. El espacio sideral era de las vacas. Aquí sería cuando llamaría la atención de los fans de Star Trek y Star Wars. A los de Crepúsculo y esa mierda me los habría metido en el bolsillo desde el principio. Claro que los lectores de Paulo Coelho eran ya un caso perdido. Pero una cosa era escribir una novela que gustase a todo el mundo y otra hacer directamente basura.