Y Gandhi creó Phoenix en Sudáfrica
La resaca después del festín de saqueo en la primera semana de julio, ha producido una ramificación sangrienta de apariencia racista, que no xenófoba como en otras ocasiones, que ha vuelto a ser rentabilizada por políticos en campaña electoral. La insostenible desigualdad socio-económica postcolonial del país, produce estallidos regulares de malaise racial. Esta vez su ramificación condujo hasta un lugar con nombre indie en Arizona, Phoenix. En Sudáfrica, Phoenix existe en los extra-radios de la ciudad costera bañada por el océano índico, Durban. En este lugar lejano de la India, Mahatma Gandhi decidió edificar un pueblo exclusivo para indios en 1904. En plena orgía de saqueos en el mes de julio, sus calles fueron testigos del asesinato de 36 personas, principalmente africanos negros, a manos de patrullas vecinales, principalmente, descendientes de indios. Tres meses más tarde, la eminente celebración de elecciones municipales, ha vuelto a traer a primera línea de debate el racismo que se disemina entre las relaciones étnicas, religiosas y raciales de Phoenix. El partido liberal, Democratic Alliance, líder de la oposición, ha avivado las brasas, todavía calientes, colgando carteles electorales que invitan a dividir estas dos comunidades, el africano negro y el descendiente indio, en negativos estereotipos que acaban, demasiadas veces, en baños de sangre en esta tierra que sigue luchando contra su pasado colonial segregacionista.
Este barrio donde cohabitan 180.000 personas, principalmente, de descendencia india fue escenario del horror infligido por patrullas nocturnas de vecinos y empresas de seguridad que sembraron el terror de la violencia indiscriminada por ser negro y merodear por las calles de Phoenix. Africanos negros que, principalmente, residen en la contigua township de Inanda. Los partidos políticos que evocan el sentimentalismo tribal de pertenencia para arañar apoyo reactivo en las vísperas de elecciones, corrieron a sus calles denunciando el racismo perpetuado por la comunidad india, y la victimización del africano negro. Las heridas siguen supurando y la sospecha hacia el vecino de las townships segregadas sigue presente en el aire. Los grupos de vecinos vigilantes continuan patrullando sus calles a la caída el sol.
Inanda, significa lugar agradable en la lengua zulu. Es una de las muchas townships que se establecieron en el extra-radio de la tercera ciudad más poblada de Sudáfrica. Durban, es la capital de la provincia Kwazulu Natal. La última provincia oriental que tiene como vecino a Mozambique. La ciudad acoge el puerto más importante del océano índico y del África subsahariana. Cerca de 32 millones de toneladas de mercancías pasan por ella cada año. Ocupa el cuarto puesto en la lista de los puertos más importantes en movimiento y almacén de contenedores, tras Indonesia y Brasil. A 24 kilómetros de Durban, Inanda acomoda, principalmente, a africanos negros de la provincia que emigran a la gran urbe atraídos por oportunidades laborales. En en ella residió el primer presidente del partido en el gobierno, ANC, John Langalibalele Dude. Y en ella un joven abogado indio, Mahatma Gandhi, abrió su despacho para defender los derechos de los trabajadores indios en la Sudáfrica de finales del siglo XIX. A los pocos años de llegar a Inanda, Gandhi compró unas hectáreas para fundar un pequeño asentamiento, Phoenix, y acomodar a sus conciudadanos indios que llegaban a Durban para trabajar en los campos de azúcar y sus refinerías. En Inanda confluye la herencia histórica compartida de líderes de los movimientos de emancipación colonial de dos pueblos, el sudafricano y el indio. Una visita a Inanda requiere parar en el centro que conmemora y expone el paso de Mahatma Gandhi por ella, y pasear por sus calles para rememorar la historia del movimiento de liberación ANC.
La primera ronda de inmigrantes forzados indios al sur de África llegaron como esclavos y condenados penalmente en los barcos de la Compañía holandesa de la indias en el siglo XVII. El imperio de la Compañía holandesa se construyó a partir del desarrollo comercial que unía oriente y occidente. Durante la primera etapa de colonización en el sur de África, el comercio de esclavos fue el circuito más importante de inmigración forzada. Las sociedades coloniales sustentaban su crecimiento económico en la mano de obra esclava. Las colonias eras un negocio lucrativo, y el comercio de mercancías y personas era la joya de la corona. El desmantelamiento de las rutas de esclavos, tras la abolición de la esclavitud en 1833 por el parlamento británico, abrió la puerta a una nueva generación de inmigrante indios que desembarcaron en Durban. Los comerciantes de esclavos fueron forzados a transformar su negocio de transporte. No tardaron mucho en lanzarse a controlar el lucrativo negocio del transporte de mano no cualificada para el mantenimiento del desarrollo de la industria de minería, plantaciones de azúcar y vías de ferrocarril en Sudáfrica.
Desde entonces la zona costera de la provincia ha contemplado la proliferación de trabajadores procedentes de la India. Indios que huían de la pobreza, del abuso de ser miembro de las castas más bajas en su país. Muchos de ellos de confesión musulmana, eran perseguidos en su tierra de origen. En los tiempos actuales, la población india sigue concentrándose en KwaZulu Natal y su capital. Durban ostenta el puesto número uno como ciudad con la mayor concentración de población india en el África sub-sahariana. Más de un millón de residentes. Y fue en esta provincia donde desembarcó un joven licenciado que buscaba un nicho laboral donde desarrollar su carrera como abogado. Mahatma Gandhi llegó a Durban en 1893. Sus primeras experiencias con la situación de sus conciudadanos indios en las plantaciones de azúcar removieron las vísceras del joven Gandhi. La explotación, condiciones infrahumanas y segregación que sufrían los emigrantes indios en los campos de trabajo para la industria azucarera y ferrocarril sudafricana, activaron el activismo reivindicativo del joven Gandhi. Fue también en esta provincia donde ayudó fundar el partido Natal India Congress para defender los derechos de los indios en Sudáfrica.
A pesar de los años que vivió en esta tierra y su repulsión por la explotación y segregación infligida a emigrantes indios, nunca su activismo se conjuró con los de aquellos que luchaban por la liberación de los colonizados por colonizadores. Durante todos los años de activismo contra la legislación segregacionista india de la colonia inglesa, Gandhi nunca incluyó al pueblo africano. Ese desdén y falta de solidaridad al negro mostrado por Mahatma Gandhi, durante su paso por el continente africano, ha convertido su figura en un recuerdo non grato en el continente. Revisionismos históricos del pasado colonial han conllevado la destrucción de los elementos que conmemoran su figura como libertador en las guerras de independencia colonial en el continente.
De esos tiempos pasados se forma la etnografía actual de Durban. Sus céntricas calles huelen a curry, y muchos de sus paseantes exhiben túnicas de colores brillantes que nos recuerdan a los enjambres de las calles de Bombay. El nombre de Phoenix ha dejado de ser una reminiscencia indie en Arizona, para convertirse en el Phoenix con aroma oriental y tez morena, reminiscencias de un pasado colonial segregacionista que patalea el presente y futuro cercano de las calles en el país en el que Nelson Mandela y Mahatma Gandhi coincidieron pero en el que no comulgaron.