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El wall street gallego en el sur de África

Buscando la sardina me topé con el wall street gallego en el sur de África. Siete son las años que han pasado desde que mi paladar deleitó unas sabrosas y gordas sardinas sudafricanas asadas al espeto, en uno de los pocos pueblos pesqueros que sobreviven en la costas del sur de África. Atunes rojos, gambas, merluzas, se disponían orgullosamente tiesas irradiando luz en sus ojos en los mostradores de las pescaderías. Pero un día, sin más, desaparecieron. La pérdida del rastro de la sardina vino acompañada, poco tiempo después, del desembarco de empleados de Mercadona y Corte Inglés haciendo labores de logística por estas tierras sureñas. ¿Logística?. Fletando aviones para transportar el pescado robado en aguas sudafricanas y de Namibia a la península ibérica.

Las sardinas, merluzas, atunes y otros especímenes marinos ya no son parte de los mostradores sudafricanos, como dejaron de serlo tiempo atrás, muy atrás, de los mostradores de Namibia. En los dos países, con una historia común desde la colonización de Namibia por Sudáfrica, han visto como desde los años 60 españoles del norte occidental de la península caían del cielo y se quedaban para robar al pez y mandarlo a España.

pesca2En mi viaje en busca de la sardina me topé con Walvis Bay y Lüderitz en Namibia. Las millas de oro de la merluza gallega. Rastreando evidencias de corrupción y extorsión en la distribución de las cuotas de pescado en el sur de África fue como llegue al dorado gallego. Bastos y Tordesillas son rey y virrey del lugar. Tapean con jefes de gobierno, ministros de la pesca, princesas y reyes. Un conglomerado de fábricas de pescado y barcos de pesca se aglutinan en Walvis Bay y Lüderitz, donde el dinero huele a pescado y habla gallego.

En los últimos meses se han sucedido huelgas de trabajadores artos de ser vapuleados y maltratados en las fábricas pertenecientes a Novagroup, el conglomerado de todas las empresas filiales del imperio de Sousa que operan al sur del continente africano, el virrey siempre se nombra dentro de una familia, la Tordesillas. Una familia con solera en el sur de África. El primero en ostentar el cargo de virrey fue Ángel, ahora es su hijo Miguel Ángel, jovenzuelo criado en el sur, quien trabaja duro para mantener a flote el imperio Sousa a costa de arruinar las comunidades pesqueras tradicionales, y dejar el volumen de merluza a un 13% de subsistencias en las aguas del sur. Sólo en Namibia, los Tordesillas controlan el 20% del total de las cuotas de pescado. En el país más gallego al sur de Galicia, siete de cada diez merluzas que se pescan lo hacen empresas gallegas.

Pero sólo hay un rey de África, y su apellido es Bastos. Y como todo rey le gusta alardear de hasta dónde llegan sus garras de ambición. “Estamos pescando merluza de más, pero no tengo ningún problema en decirlo en frente del ministro de pesca de Namibia”. No, por qué temer cuando son los amos de los mares al sur de África.

pesca3Bastos buscó siempre la tutela de las autoridades de Namibia, construyendo casas para el Presidente y siendo un gran amigo del partido SWAPO, en el poder desde la independencia. Pronto se convirtió en nacional de Namibia para seguir expoliando cuotas de pescado en sus aguas. A la zaga van los Tordesillas que no han dejado de disfrutar de la tutela de otra administración, la ibérica, no importa qué color gobierna, los tentáculos de protección nunca se han roto desde España.

Namibia está entre los países que más ayuda al desarrollo recibe de España, y con más visitas oficiales de gobiernos socialistas y del PP. Los pobladores al sur saben que el dinero que cae del Estado español tiene una única misión, extorsionar a los gobiernos de Namibia para seguir dando altas cuotas de pesca a las empresas controladas por los gallegos. Miguel Ángel Tordesillas se mantiene de pie en su cargo de Cónsul honorario del reino de España en Namibia, mientras los pescadores en los mares del sur lloran por las sardinas robadas y los derechos de pesca expoliados.

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