Caballeros

"Hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Según los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y, por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo." (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha)
La razón de la sin razón acaba por enflaquecer nuestras razones y sucumbimos a la locura de creer que las tragedias que nos rodean en nuestro pasado, presente y futuro son borradas a golpe de lanza de caballeros andantes. Con un libro, "Invictus", y una película Hollywoodiense perdimos la razón soñando con caballeros andantes que siempre vencen en las batallas por el desagravio de las víctimas. Mandela de Sudáfrica venció a los gigantes afrikáners en su campo de juego, el rugby, y su equipo nacional, los Springboks, símbolo de la fuerza de espíritu afrikáner, se sometió a la mayoría negra que jugaba en otro campo de juego, el fútbol.

20 años han transcurrido desde la gran hazaña victoriosa del caballero andante Mandela de Sudáfrica que libros de caballería glorificaron y la factoría de Holywood convirtió en heroica. Y uno de sus escuderos ha recogido el testigo. Tshidiso Mokhoanatse, líder de un partido desconocido para la inmensa mayoría sudafricana, ANA, formado por antiguos combatientes del brazo armado del ANC, que ha presentado en el tribunal de Pretoria una petición de orden de retirada de los pasaportes a los jugadores y funcionarios de la federación nacional de Rugby para impedir que cojan un avión a Londres y participen en la copa mundial de Rugby. El agravio: la política de transformación social no ha sido alcanzada en la plantilla de los Springboks, totalmente blancos y absolutamente de habla afrikáner.
El osado escudero sigue la estela dejada por los libros de caballería, alzando el estandarte de la justicia a galope de su caballo y gritando a todos aquellos mezquinos que el agravio será enmendado: "Esta acción es una obligación pública para defender nuestra constitución, y enterrar en el cubo de basura de la historia todos los vestigios y restos de la exclusión racial y discriminación. Ha sido traicionada la confianza de millones de sudafricanos, el equipo nacional de rugby continua resistiéndose al cambio y debería de infligírseles las sanciones más severas posibles”. La lanza justiciera del escudero Tshidiso cae sobre la osadía de aquellos afrikáners que se resisten a ser los verdugos vencidos de la historia de Sudáfrica.

"Déjalos estar, amigo; que esta afrenta es pena de mi pecado, y justo castigo del cielo es que a un caballero andante vencido le coman adivas, y le piquen avispas, y le huellen puercos. Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo." (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha).
Déjame seguir siendo un loco, déjame seguir soñando con caballeros andantes.