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Duérmete, África, que viene China y te comerá...

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China reina por mérito propio en tierras africanas y África está contenta con su partenariado con el país asiático. No sólo los diferentes gobiernos están cómodos con la forma de financiar proyectos y ayuda al desarrollo de China. La mayoría de los ciudadanos africanos creen que la influencia del país asiático en sus economías ha sido positiva en los últimos 10 años, según el último estudio de opinión de Afrobarometro. Expertos africanos en desarrollo y comercio, que analizan acuerdos y datos publicados sobre flujo de inversiones, opinan que el intercambio entre China y África es fructífero para ambos lados. A pesar de esas percepciones, los gobiernos de los países miembros del Club de París, entre ellos la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, mantienen una imagen voraz de la influencia china en el continente. Los datos sobre el terreno muestran que la amenaza principal de la potencia China en África es para aquellos países rezagados en la actual carrera para alzarse con el premio de la extracción de recursos naturales estrellas en la transformación verde de la economías del primer mundo, así como en el negocio de infraestructuras africanas, que el Banco Mundial estima alcanzará la cifra de 300.000 millones de euros antes del 2040.

chinos5“China desea que los países africanos sean independientes, y nos gustaría ayudarles para aumentar su capacidad de desarrollo y autonomía”, estas son algunas de las palabras que el presidente chino, Xi Jinping, expresó en su discurso apertura de la octava cumbre ministerial del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), el pasado 29 de noviembre 2021 en Dakar. FOCAC fue creado en el año 2000, y desde el 2013 es el anclaje en África de la iniciativa Belt and Road promovida por el actual Presidente de China, Xi Jinping. A través de esta iniciativa para la financiación de infraestructuras públicas, que ya ha eclipsado en volumen al Banco Mundial, distribuye inversiones en el continente. Su última promesa, 40.000 millones de euros de inversión en África. China se promociona en el continente como estandarte de independencia y autodeterminación en contraposición a la dependencia y dinámicas paternalistas que las antiguas metrópolis europeas han ejercido desde los años de la descolonización en el continente. Su eslogan “win-win”, todos las partes salen ganando, es una campaña exitosa si leemos los últimos datos del intercambio comercial total entre China y África. En 2021, las transacciones comerciales, 254.000 millones, superaron los 250.000 millones de la Unión Europea. Para contrarrestar la potencia china, la comisión de la UE presentó, este pasado mes de junio, su propia iniciativa europea Global Gateway en el continente. La carrera por el boyante negocio de infraestructuras y recursos naturales en África será la estrella que brillará con fuerza en el universo de las relaciones comerciales entre países africanos, Europa, Estados Unidos y China.

Uno de cada cinco proyectos en infraestructuras, en marcha en el continente, está financiado por China. La extensión y uso de prestamos para la financiación de infraestructuras de larga escala, por parte de China, es el instrumento financiero que más críticas ha levantado en el continente. Deborah Bräutigam que lleva analizando años los datos de estos instrumentos financieros, como asesora del Banco de Desarrollo Africano de la Unión Africana, comenta que “estos proyectos suelen estar mal interpretados. Primero se consideran muy extendidos, y segundo la atención dada a unos pocos proyectos de este tipo ha llevado a algunos analistas a concluir que la mayoría de los proyectos financiados por China están conectados al acceso de recursos”. Deborah Bräutigam aclara que ninguna de estas asunciones se apoyan en evidencias sobre el terreno. Los préstamos para infraestructuras personifican lo que en China se entiende como cooperación “win-win”. El modo operandi más habitual en este tipo de préstamos en el continente, es utilizar un recurso natural del país deudor para atraer y garantizar un préstamo para la construcción de un gran proyecto de infraestructuras con mejores condiciones financieras que los ofertados por los bancos comerciales. Este tipo de préstamos han servido para financiar proyectos como la presa de Bui en Gana o las plantas de energía en Nigeria y Angola. En estos casos, la exportación de los recursos naturales se utilizan como garantías de pago por parte del país deudor.

chinos2Los rezagados en la actual carrera africana pisan fuerte el acelerador de la maquina de relaciones públicas que moldea visiones desfavorables del país asiático. El objetivo es revertir su débil posición sin cambiar la estrategia comercial fallida frente a la ejercida por China. Como la perpetuación de dinámicas paternalistas en las relaciones comerciales y financieras con el continente africano que sigue socavando las perspectivas de avanzar respecto a China. “El dinero europeo, demasiado a menudo, aterriza con su propia agenda que no siempre refleja las prioridades de la Unión Africana”, apunta Frank Mattheis, investigador en desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas. La iniciativa europea Global Gateway se centra en tres areas prioritarias para Europa, según Mattheis. Así, el énfasis de esta nueva iniciativa europea está en la diversificación de sus fuentes energéticas, alcanzar objetivos de cambio climático, y frenar el flujo migratorio desde el continente a Europa, además de contrarrestar la influencia de China con su iniciativa Belt and Road.

En esta campaña agresiva de relaciones públicas, para recuperar la influencia en el continente africano, llueven promesas vacías de contenido. Entre ellas, la realizada durante la última conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP26, a finales de octubre de 2021. Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia se comprometieron a transferir 8.500 millones de euros para invertir en la transformación energética a fuentes verdes en países en desarrollo que no pueden autofinanciarse, y son los principales afectados de la crisis climática con pérdida de tierras agrarias productivas tras largas sequías y devastadoras inundaciones. Ese montante financiero está compuesto por préstamos y subvenciones. Un año después, no existen detalles sobre qué proporción de ese dinero serán prestamos que endeudarán más a países en desarrollo con problemas para hacer frente a sus ya altas deudas adquiridas. Así lo expresó la ministra de exteriores sudafricana, Naledi Pandor, durante la visita realizada por el presidente sudafricano a la Casa Blanca este mes de septiembre. Naledi Pandor criticó que la proporción en préstamos de ese dinero prometido para la transformación energética verde de COP26 era mucho más alta de la esperada. Una carga adicional de deuda a países en extrema precariedad financiera tras los años de pandemia Covid-19.

Mientras existe indecisión y vaguedades en los detalles de partidas financieras a transferir en el continente por el Club de París, el país asiático sigue marcando el paso. El 18 de agosto, China anunció dentro de la plataforma de FOCAC que condonaba la deuda de 23 prestamos a 17 países con créditos chinos a cero interés. La UE, junto al Club de París, no ha iniciado todavía condonaciones de deuda desde el estallido de la pandemia Covid-19 a los países africanos. Pero sí se unieron a la iniciativa global promovida por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para la suspensión, que no condonación, del servicio de deuda (DSSI), aprobada por el G20 en mayo de 2020. Y avalada por China. Por primera vez el país asiático se unía a los países miembros del Club de París, en el principio de actuar en chinos4términos equivalentes en la suspensión de deuda dentro del DSSI. Los últimos datos publicados de esta iniciativa, en diciembre de 2021, muestran una moratoria de deuda de casi 13.000 millones de euros en 48 países de los cuales 38 son africanos.

Sobre la repetida amenaza a caer en la red trampa de impago de deudas y dependencia política a la voluntad impuesta por el gobierno chino, tampoco se sostiene con evidencias sobre el terreno. Un repaso por la historia de la deuda externa en el continente africano, nos recuerda que la crisis de la deuda en África se remonta a los tiempos coloniales, cuando los principales desequilibrios comerciales y alta dependencia en exportaciones de materias primas, se convirtieron en las características económicas de estos países. Ese diseño comercial fue legado por el colonialismo europeo y ha dejado su impronta en la actual crisis de deuda del continente, explica Loes Debuysere, especialista en evaluación de proyectos al desarrollo internacional en el centro de investigación belga sobre asuntos de la UE, CEPS.

Es recurrente la crítica sobre el impacto negativo que tiene la estrategia comercial y financiera de china en África para mejorar la gobernanza democrática y el respeto de los derechos humanos. Deborah Bräutigam, catedrática de relaciones internacionales de la universidad de Johns Hopkins de Estados Unidos, especializada en las relaciones China-África, explica como para China cualquier condicionalidad en la ayuda al desarrollo, o en los créditos a la exportación, es considerada una interferencia en los asuntos internos de un país. A pesar de que China ha ratificado la convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la corrupción, que requiere similares imposiciones a reformas legales para la buena gobernanza y respeto de derechos humanos en el acceso a préstamos o ayuda al desarrollo, su toma de posición está alejada de las ejercidas por Europa o Estados Unidos. “El respeto de los chinos de la soberanía nacional, aunque es beneficioso para las empresas chinas, también está más en sintonía con las posiciones dentro de África. Por ejemplo, los chinos generalmente siguen el liderazgo de países prominentes en África (Sudáfrica) y organizaciones africanas, en particular la Unión Africana, en sus posiciones sobre gobernanza en África dentro de las Naciones Unidas”, cuenta Deborah Bräutigam.

La falta de coherencia seguida por el Club de París, a la hora de imponer sanciones económicas y comerciales por abusos en el respeto de derechos humanos o por bajos niveles de gobernanza democrática, ha socavado su legitimidad en el continente. A pesar de las violaciones de derechos humanos sistemáticas del gobierno en Zimbabwe, ningún país miembro del Club de París ha impuesto sanciones que impidan a las empresas comerciar o invertir en ese país. Limitados embargos de armas a países son la norma antes que la excepción. Un ejemplo de la incoherencia e irregularidad en el apoyo del bloque occidental a utilizar sanciones comerciales contra gobiernos que recurren a la violencia para dirimir su oposición interna, es Sudchinos3án. Nunca existió un bloque unido para imponer sanciones financieras y comerciales por los crímenes acontecidos en Darfur, región rica en reservas petrolíferas, durante la guerra civil. Excepto el gobierno norteamericano, que se encontró casi solo en la imposición de un embargo comercial a Sudán. La Unión Europea no secundó a Estados Unidos en ese embargo comercial por los crímenes infligidos a la población en Darfur.

En esta carrera para afianzar su influencia y extracción de beneficios en el continente africano, los países occidentales se han quedado rezagados. La soberbia y paternalismo, ejercido durante la descolonización del continente y perpetuado en su estrategia post-colonial, juega en su contra. China no sólo es vista como una alternativa financiera y comercial equilibrada por gobiernos africanos. Sus ciudadanos también mantienen una visión positiva del papel jugado por China en sus economías. La última encuesta realizada en 34 países africanos entre 2019-2021, por el referente en encuestas en África, Afrobarometro, muestra que los africanos mantienen una visión positiva de la influencia y ayuda procedente de China. Según esta última encuesta, mientras que la mayoría de los africanos, 59%, reconoce que las actividades económicas chinas en sus países tienen alguna o mucha influencia en sus economías. Dos terceras partes de los africanos encuestados (63%) creen que esa influencia política y económica en sus países es de alguna forma positiva o muy positiva. Sólo el 14% afirma que es negativa. Estas evidencias sobre el terreno no importan a los rezagados en la carrera. Ellos siguen cantando la misma nana. Duérmete, África, duérmete que viene ya la China y te comerá. Pero África no quiere despertarse, está cómoda durmiendo al lado del coco asiático.


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