Goleando con Marruecos
El mundial en Qatar muestra sin paliativos las hermandades y desagravios entre países africanos. Añejas y nuevas. Amistades y resquemores forjados desde los años de la descolonización, hasta las recientes nacidas de los movimientos libertarios democráticos que se han sucedido, con o sin éxito, desde los años 90 en países africanos gobernados por regímenes autoritarios. El paso a semifinales de Marruecos en la copa del mundo, está generando toda una serie de debates sobre su papel y emplazamiento en el continente africano. ¿Es Marruecos el primer país africano en jugar en unas semifinales de la copa del mundo?. Las declaraciones de uno de los goleadores marroquíes, tras el partido contra Portugal que clasificó a Marruecos en la siguiente ronda de partidos, han avivado los malestares contra el hermano norteño. La aclamación de las victorias marroquíes en nombre del mundo árabe y el mundo musulmán hace correr ríos de desagravios. Los africanos que habitan al otro lado de las montañas del Atlas refunfuñan. Marruecos no es africano. Marruecos es racista. Marruecos es un estado represivo que niega la soberanía territorial del pueblo saharaui. El Atlas no es exclusivamente una barrera natural que separa el litoral norteño de sus vecinos subsaharianos a semejanza de los Pirineos entre España y Francia. Atlas es el muro de Berlín en el continente africano.
La monarquía quasi absolutista de Mohamed VI, muy semejante a la de sus hermanos en la península arábiga, observa con repulsión los gobiernos democráticos que han sobrevivido en África. A ellos les recrimina sus alabadas al movimiento de liberación del Sahara Occidental, el Frente Polisario. La monarquía alauí mantiene férreamente que el Sahara Occidental es una provincia marroquí, desde su transferencia colonial española a la dinastía alauí. Territorio indisoluble de la soberanía territorial marroquí. La Unión Africana (UA), bajo el liderazgo sudafricano, ha apoyado desde sus inicios el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Abocando al reconocimiento oficial de país y membresía del Sahara Occidental dentro la Unión Africana. Al mismo tiempo, el Frente Polisario, baluarte de los movimientos de descolonización en el continente, se convertía en el legítimo representante del Sahara Occidental en la organización. Mientras Marruecos juega en el campo contrario.
Tras el reconocimiento del estado del Sahara Occidental por la Organización de la Unidad Africana, ahora la Unión Africana, y pasar a ser miembro integrante de la organización en 1984, Marruecos abandonó la organización y a sus hermanos continentales, convirtiéndose en el único país africano no miembro de la UA. No fue hasta el 2017 que se resolvió reintegrar al país norteño en el club africano, aunque fuese sin un acuerdo unánime entre sus 48 miembros. Nueve países rechazaron la reincorporación de Marruecos en el club africano. A pesar de volver a su hogar natural, la dinastía Alauí sigue posando su mirada en Europa con éxito. Sus alianzas son robustas y amicales, mientras sus vecinos continentales son excesivamente impredecibles para la monarquía marroquí. Algunos de los miembros del club africano no olvidan la petición de membresía a la Comunidad Europea de Marruecos en 1987. Justo tres años después de abandonar la hermandad africana. A pesar del rechazo de sus vecinos europeos, por no ser considerado un país europeo, Marruecos sigue posando su mirada al otro lado del estrecho de Gibraltar.
Entre los desencuentros rememorados estos días en Sudáfrica, está la campaña alauí contra la candidatura sudafricana para alojar la celebración de la copa del mundo en 2010. A pesar de no conseguir desbaratar la puja, los resentimientos sudafricanos siguen vivos. El rechazo a la autoridad marroquí en el Sahara Occidental, sigue marcando las relaciones entre estos dos países africanos, emplazados en el norte y en el sur del continente. El pasado mes de octubre, el gobierno sudafricano ofreció una bienvenida y visita de jefe de estado al general Brahim Gali, presidente del Frente Polisario y reconocido como el legítimo gobernador del Sahara Occidental. Otros países en el continente siguen la estela sudafricana. El rol de gendarme en la frontera europea con África, es criticada y vista con resquemor. Las imágenes de cuerpos negros agonizando o recibiendo una tanda de palos por parte de las autoridades policiales marroquís bajo la atenta mirada de los policías fronterizos españoles en la entrada a España en Melilla, fueron denunciados por gobiernos africanos al otro lado del Atlas.
Los baluartes del futbol reclaman una función de aplanador de desigualdades al juego de pelota. Nos iguala a todos en el juego de campo. Resquemores pasados y presentes se quedan fuera del terreno de juego. Pregonan. Los golpes de pecho apoyando a sus hermanos marroquíes durante el partido contra Portugal o España se desvanecen. En la próxima semifinal programada entre Marruecos y Francia, africanos residentes en el continente vocean contra el país norteño. Racistas y anti africanos. Dicen preferir lo malo conocido que representa la antigua metrópolis francesa, que lo bueno por conocer de un monarca que sólo mira a Europa. ¿Quién da más? Goleando con Marruecos.