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¡Salta!

9 muertes stop. Residentes cabreados stop. Exceso uso de fuerza policial stop. No hay agua stop. No hay luz stop. No hay recogida de basuras stop. Protestas legítimas contra responsables políticos ilegítimos stop. Plaga de populistas entre los manifestantes stop. Elecciones 7 de mayo stop. ¿Ukrania? ¿Bosnia? ¿China?. Reseteo. Sudáfrica stop.

Desarrolla stop.

Una fila de hormigas rojas avanza desde el horizonte. Están cada vez más cerca. Decenas de personas siguen con la mirada su llegada, algunos pocos con los brazos cruzados, otros muchos gesticulando con todos los extremos de sus cuerpos. Las hormigas rojas no detienen su paso, tienen una orden y vienen acatarla. Su misión es desalojar espacio público y privado ilegalmente ocupado. Residentes cabreados saben que mañana serán a ellos a los que vendrán a echar de sus casas.

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Heroínas

El azote del viento en el Cabo deja una estela de tragedias invisibles. Me gusta pasear sobre el asfalto, me reconforta patear entre edificios y me sugestiona el imprevisible cruce de miradas de extraños que dejan de serlo en mi cuarto de modelaje de historias corrientes. Ando, ando, ando pues respiro. Elegí cuidadosamente el barrio donde residir que me permitiera ese placer convertido en necesidad. Hasta el día de la tragedia, mi barrio en Ciudad del Cabo era mi preciada joyita robada a esta ciudad.

Cerca de los exquisitos edificios de tradición afrikáner, junto a los jardines que acompañan a la casa del pueblo y los museos de la ciudad, se descubre una corta pero serpenteante calle que alberga mi edificio de pisitos. Vivir en el centro, pero lejos del complejo nervioso que da vida a la ciudad, significa que debes compartir tu espacio público con una legión de vagabundos que cimientan las ciudades del tercer mundo, donde la pobreza y la riqueza encuentra una intersección.

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Adiós Comandante Nelson Mandela

Adios comandante Nelson MandelaMi respiración es lenta y forzada, en el espejo sólo reconozco una blanquecina lengua entre mis labios secos. Mis pupilas están extremadamente pequeñas para dejar entrar un mundo de arco iris. Mi pulso débil me anuncia que la somnolencia me hará caer, y caeré.

Sobredosis de Mandelas. Rolihlahla, Nelson. Sí, Madiba. El terrorista enterrado santo. Como al Trotsky de la foto junto a Lenin, el retrato del comandante sudafricano tiene media cara, la otra media está borrada del imaginario popular por no encajar con la imagen del sacro santo. El hombre laureado Nobel de la Paz junto a su enemigo, el hombre que hizo caer al régimen del apartheid gracias a su disposición a una salida negociada. El hombre de la eterna sonrisa. Lo que se borra se olvida.

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lanochemasoscura