Métodos y fórmulas cuestionadas

Once muertos por disparos, seis de ellos mujeres, sumados a los novecientos asesinatos ejecutados en los últimos seis meses en los Cape Flats. Despliegue del ejercito en esos extrarradios de la Ciudad del Cabo para contener la furia mortal de bandas criminales en guerra abierta para ganar territorio de operaciones. Un nuevo episodio de la saga de corrupción estatal que merma las cuentas bancarias públicas. Un aterrizaje forzoso en la tierra de Khoi-Khoi. Estamos de vuelta de las vacaciones de invierno. Y seguimos hablando de horror y discriminación en Sudáfrica. Toca a los estudiantes de medicina de la universidad Witwatersrand (Wits), una de las instituciones públicas más valorada en el país, denunciar obstáculos burocráticos que perpetúan la discriminación congénita en un país que sangra desigualdad por todos sus poros.
Denuncian discriminación en el método de evaluación de las pruebas de admisión a la facultad de medicina. Culpan al nuevo sistema aplicado por la universidad de Wits para decidir qué estudiantes son aptos para empezar la carrera de una de las profesiones más demandadas y con más vacantes en el país. El método Cohen, utilizado para seleccionar a los ganadores de una plaza en las aulas de medicina de esta universidad, discrimina, alegan, a los estudiantes que provienen de familias empobrecidas. La inmensa mayoría del país.
Las críticas, por el uso del método Cohen para evaluar los exámenes de entrada a la universidad de medicina, están asociadas a conceptos de injusto y discriminatorio. Los argumentos esgrimidos, en la denuncia, para clasificar a este sistema de discriminatorio es que se calcula la frontera del aprobado/suspenso a través del promedio de las notas obtenidas por los estudiantes que mejor nota han sacado en el examen. El decano de la facultad de medicina, Martin Veller, ha negado estas conclusiones y defiende que el uso de este método porque “está reconocido internacionalmente” como sistema de evaluación del nivel de competencia de los estudiantes. Entre las explicaciones de por qué se eligió este sistema es el deseo de “que nuestros estudiantes rindan bien por encima del nivel de competencia. Así que lo primero que decimos a todos nuestros estudiantes es para ser profesional, hacerlo bien no es suficiente, queremos a los que destacan”.
El problema, que el decano de la facultad de medicina de Wits incurre en su justificación de búsqueda de destacados estudiantes, es que este objetivo implica perpetuar una discriminación institucional presente en el sistema educativo sudafricano legado por el sistema segregacionista anterior a la democracia. Los “destacados” estudiantes en el país provienen de instituciones académicas con recursos y profesorado competente y motivado. Principalmente hijas e hijos de clase media alta, residentes en barrios que acogen colegios e institutos entre los mejores en el país en rendimiento académico. Sudáfrica jerarquiza su sistema educativo en quintiles, dependiendo de si las escuelas e institutos se encuentran en barrios pobres, clase media, o media alta. Los colegios en zonas pobres no optan por una financiación parental. Las plazas son gratuita
s y por tanto dependen totalmente de las partidas financieras estatales para funcionar y mantener las escuelas abiertas. Pertenecen a los quintiles 1,2 de un total de 5. Esas escuelas tienen problemas para contratar profesores motivados, y cuentan con mínimos recursos materiales. Sin bibliotecas, sin ordenadores, muchas de las veces sin lavabos y ventanas. El quintil más alto, 5, corresponde a colegios e institutos que pueden cobrar matrículas a los padres y casi autofinanciarse sin la ayuda estatal, con lo que tienen más maniobrabilidad e independencia para contratar profesores y diseñar el modelo pedagógico. Cuentan con dinero para invertir en materiales y maestros. Escuelas que gustan mostrar sus equipadas aulas de informática, bibliotecas y gimnasios a nuevos padres.
Algunos profesores de la facultad de medicina de Wits críticos al método, como Thifheli Luvhengo, alegan que la intención última del uso en Sudáfrica de este método de evaluación es controlar el número de aprobados. Si viajamos a otros países y observamos la práctica del mismo sistema de evaluación, nos encontramos que las críticas al modelo Cohen han estado presentes alrededor de facultades de medicina en diferentes países como España. Varios expertos en la materia niegan la capacidad de los métodos de evaluación basados en la media más alta, ya sea el 70% de las 10 mejores mejores notas o el 60% de las 5 mejores, para realizar juicios de competencia o incompetencia. Recomiendan métodos que acreditan la competencia basados en el criterio de profesores especialistas en las materias que actúan como jueces de la competencia del estudiante.
Buscando el origen del método nos topamos con que comparte la nacionalidad de los colonos afrikáner sudafricanos. En Holanda, el profesor Janke Cohen, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Groningen, ideó un método de evaluación que abaratase costes y simplificara los métodos basados en criterios, muy costosos y complejos. Los distintos tipos de sistemas basados en criterios (el más empleado es el método Angoff) se basan en procedimientos largos que requieren la participación del máximo número de profesores especialistas, que actúan como jueces, para garantizar su validez. Cohen quiso remediar la falta de recursos y la repetición del procedimiento anualmente con un diseño que redujera el coste y simplificara el proceso de evaluación. Para ello, decidió buscar un factor común y estable en el complicado procedimiento del elección del punto de corte, y que permitiese ajustar los resultados en función de la complejidad de la prueba. Y lo encontró en los mejores estudiantes, traducido en las 10 mejores notas. El factor para determinar la competencia de los estudiantes de medicina es el rendimiento de los mejores estudiantes multiplicado por la nota de corte 0.6. ¿Por qué Cohen decidió que el 60% de las mejores notas fuese el factor corrector?. Cohen eligió ese porcentaje mágico porque es la nota de aprobado más empleada en Holanda.
El profesor Luvhengo, explica como “Wits hace lo que quiere cuando quiere, y esto afecta a los estudiantes que provienen de familias de medios sin recursos, que son los más. Con el sistema Cohen, el aprobado fluctúa dependiendo de la media alta de la clase, y este sistema no hace nada para combatir la desigualdad inherente por las diferencias de conocimiento entre estudiantes de escuelas de diferentes quintiles”. Una estudiante que se ha unido en las críticas y denuncias al sistema explica que ella ha “estudiado duro para alcanzar el mismo nivel de otros estudiantes procedentes de escuelas ricas y bien preparadas. Me parece injusto que Wits introduzca un sistema que amplia la brecha de conocimiento entre estudiantes injustamente excluidos”.
Sudáfrica recibe cada año a 2000 nuevos estudiantes de medicina, un número muy por debajo de países como España con 7000 nuevas plazas. A pesar de que el sistema de salud del país está colapsado por falta de recursos humanos y materiales, sobre todo en las zonas rurales del país. A la crisis en el estado de la sanidad pública sudafricana, se le une la crisis de legitimidad de uso de métodos diseñados para su aplicación en sociedades europeas desarrolladas y con altos índices de igualdad. Los estudiantes de medicina de Wits dicen no a ser evaluados por en sistema arbitrario que tiene como referencia la nota de corte de aprobados de estudiantes holandeses. Más puertas abiertas a la controversia en Sudáfrica.


Ese hombre está a la cabeza de un partido, Freedom Front plus (FF plus) que ha sobrevivido los embates de un sistema electoral que no ofrece galardones a aquellos partidos políticos que concentran su ejercito de votantes fieles en circunscripciones territoriales. El Conservative Party de Treurnicht o al Afrikáner weerstandsbeweging de Terre'Blanche no sobrevivieron al distrito único nacional del sistema electoral sudafricano. A diferencia del español, que premia a los nacionalistas de base territorial. Pieter se erige como el guardián del espíritu de Vervonhoeld, el ideólogo del proyecto Apartheid. Sus seguidores no han tirado la toalla, mantienen las esperanzas de que el día llegará en el que fundarán una tierra habitada exclusivamente por afrikáners en la que reinará el espíritu del pueblo elegido. Nunca han desistido en su reivindicación de una región independiente exclusiva para ellos. Pieter nombra como referencia modelos y pasos a seguir para alcanzar su Volkstaat. Habla de Catalunya, habla de Escocia, habla de Quebec.
los hijos y al marido. Aboga por la meritocracia de los que se lo merecen, del pueblo elegido. No de esos negros vagos que sólo buscan subsidios para vivir sus vidas parasitarias.
Julius es un excelente agitador de seguidores. Julius alienta a sus seguidores a reproducirse como conejos. 'No tengáis miedo a reproduciros por la pobreza. Los niños comerán lo que tu comas, y debemos seguir siendo la mayoría de la población, por encima de los boers porque esta es nuestra tierra.’ Los blancos ya no comerán nunca más solos. Llegamos para sentarnos en su mesa y si se niegan, destruiremos la mesa de su cena. Y nadie comerá.’. Los seguidores de Pieter, viejos y nuevos, tiemblan y corren a depositar sus votos en urnas.
todos los circuitos de transmisión de opinión sobre la cosa sudafricana. No ha existido réplica, suficientemente fuerte para ser oída, a la contra del prisma de los que viven en reservas de confort y trabajan en instituciones universitarias que celebran aniversarios centenarios.
en. Sudáfrica tiene tres diferentes lineas para detectar diferente tipos de pobres. Las tres líneas diseñadas por la agencia nacional de estadística sudafricana (Stats) se basan en el gasto y en el consumo diario. Esas lineas marcadoras de pobres, miden lo que gasta un sudafricano, en vez de lo que gana. El primer tipo de pobre es identificado a través del gasto de comida. Stats sigue el patrón de Naciones Unidas y tiene como referencia las 2.100 calorías mínimas diarias necesarias para sobrevivir. El consumo de esa dieta alimentaria de subsistencia diaria cuesta 33 euros mensuales. Según los datos registrados por Stats, el 25.2% de los sudafricanos se encuentra por debajo de ese ratio de calorías, y se tipifican como pobres extremos. Tipificado el primer tipo de pobre. La segunda y tercera línea marcadora de pobreza añaden, no sólo el coste de cubrir las calorías diarias mínimas de la ONU, sino también el coste de necesidades mínimas para vivir (una habitación, por ejemplo). Aquí se complica la cosa. Stats se sirve de dos barómetros para tipificar nuevos tipos de pobres. El Lower-Bound Poverty Line (LBPL) añade un número inferior de necesidades básicas que se cubren con 48 euros al mes, mientras el Upper Bound Poverty Line (UBPL) incluye más necesidades básicas y se necesitan al menos 72 euros al mes para costearlo.
Si añadimos a esos datos el grupo poblacional, los datos rebelan que el 64% de los africanos negros son pobres.