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Caballeros



"Hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Según los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y, por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo." (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha)

La razón de la sin razón acaba por enflaquecer nuestras razones y sucumbimos a la locura de creer que las tragedias que nos rodean en nuestro pasado, presente y futuro son borradas a golpe de lanza de caballeros andantes. Con un libro, "Invictus", y una película Hollywoodiense perdimos la razón soñando con caballeros andantes que siempre vencen en las batallas por el desagravio de las víctimas. Mandela de Sudáfrica venció a los gigantes afrikáners en su campo de juego, el rugby, y su equipo nacional, los Springboks, símbolo de la fuerza de espíritu afrikáner, se sometió a la mayoría negra que jugaba en otro campo de juego, el fútbol.

caballeros2"En las prisiones de Robben Island, Pollsmoor, todos mis carceleros eran afrikaners. Durante 27 años, los estuve analizando. Aprendí su lengua, leí sus libros, su poesía. Tuve que conocer a mi enemigo antes de que pudiera vencerle. Y vencimos, ¿verdad?.. todos nosotros… ganamos. Nuestro enemigo ya no es el afrikáner. Son nuestros compatriotas sudafricanos, nuestros socios en democracia.  Y su tesoro es el rugby de los Springboks. Si les quitamos eso, los perdemos. Probaremos que somos lo que temían. Tenemos que ser mejores que eso. Tenemos que sorprenderlos con compasión, con templanza y generosidad; sé que todo ello se nos fue negado por ellos. Pero no es tiempo de celebrar una venganza mezquina. Es el tiempo de construir nuestra nación utilizando cada ladrillo a mano, incluso cuando ese ladrillo viene empaquetado en oro y verde." (Discurso de Nelson Mandela ante el comité de deportes sudafricano en 1995)
 
20 años han transcurrido desde la gran hazaña victoriosa del caballero andante Mandela de Sudáfrica que libros de caballería glorificaron y la factoría de Holywood convirtió en heroica. Y uno de sus escuderos ha recogido el testigo. Tshidiso Mokhoanatse, líder de un partido desconocido para la inmensa mayoría sudafricana, ANA, formado por antiguos combatientes del brazo armado del ANC, que ha presentado en el tribunal de Pretoria una petición de orden de retirada de los pasaportes a los jugadores y funcionarios de la federación nacional de Rugby para impedir que cojan un avión a Londres y participen en la copa mundial de Rugby. El agravio: la política de transformación social no ha sido alcanzada en la plantilla de los Springboks, totalmente blancos y absolutamente de habla afrikáner.

El osado escudero sigue la estela dejada por los libros de caballería, alzando el estandarte de la justicia a galope de su caballo y gritando a todos aquellos mezquinos que el agravio será enmendado: "Esta acción es una obligación pública para defender nuestra constitución, y enterrar en el cubo de basura de la historia todos los vestigios y restos de la exclusión racial y discriminación. Ha sido traicionada la confianza de millones de sudafricanos, el equipo nacional de rugby continua resistiéndose al cambio y debería de infligírseles las sanciones más severas posibles”. La lanza justiciera del escudero Tshidiso cae sobre la osadía de aquellos afrikáners que se resisten a ser los verdugos vencidos de la historia de Sudáfrica.

caballeros4El entrenador de los Springboks se defiende apelando al número 8. Ese es el número total de jugadores del equipo nacional que pertenecen a la comunidad Coloured (mestizos), no blancos pero sí de habla afrikáner, la lengua materna de casi la totalidad de esta comunidad. Contemos. Ocho de treinta y un jugadores no son blancos puros, pero todos ellos comparten la lengua originaria de los ancestros colonos que llegaron desde Holanda. Menos del treinta por ciento requerido por la legislación sudafricana que sigue necesitando imponer cuotas raciales en el país. Durante todos estos largos años transcurridos desde la renombrada y laureada batalla del caballero Mandela de Sudáfrica contra los gigantes afrikáners, muchos jóvenes talentos negros, surgidos de los equipos de rugby universitarios en el país, han sido engullidos por el monstruo de los Springboks, siendo obligados a no pisar campo de juego nacional.
 
"Déjalos estar, amigo; que esta afrenta es pena de mi pecado, y justo castigo del cielo es que a un caballero andante vencido le coman adivas, y le piquen avispas, y le huellen puercos. Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo." (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha).

Déjame seguir siendo un loco, déjame seguir soñando con caballeros andantes.

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Putrefacción

La sala está abarrotada. El aire es gris por el humo de los cigarrillos y el vapor que desprenden los cuerpos húmedos tras horas de espera. La escritora sudafricana ya está en el atril. La conozco bien, es caucasiana como yo. Tiene una enfermedad en el vientre: no siente piedad como muchos de su estirpe en el sur de África. Se pudre agriamente bajo las faldas, un aroma semejante al olor a violetas que exhalan a veces los cuerpos en descomposición. No importa, no está sola en la antesala de la putrefacción final. Aclamada por la crítica y lectores sudafricanos, siente reforzado su amor propio. Annelie Botes habla.

- No me gustan los negros.

El amor propio no es más que un sentimiento relativo, facticio, y nacido en la sociedad, que lleva a cada individuo a hacer más caso de sí que de cualquier otro, que inspira a los hombres todos los males que se hacen mutuamente, y que es la verdadera fuente del honor. Bien entendido esto, digo que en nuestro estado primitivo, en el verdadero estado de naturaleza, el amor propio no existe. Porque al verse a sí mismo cada hombre en particular como el único espectador que le observa, como el único ser del universo que se toma interés por él, como el único juez de su propio mérito, no es posible que un sentimiento que toma su fuente en comparaciones que él no está en situación de hacer pueda germinar en su alma; por la misma razón, este hombre no sabría tener odio ni deseo de venganza, pasiones que no pueden nacer sino de la creencia de alguna ofensa recibida; y como es el desprecio o la intención de perjudicar, y no el mal, lo que constituye la ofensa, los hombres que no saben ni valorarse ni compararse pueden hacerse muchas violencias mutuas cuando de ellas les viene algún beneficio sin ofenderse recíprocamente jamás. (Rousseau, Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad de los hombres)

putrefaccion4- Si el hombre de correos toca a mi puerta y es un hombre indio o un hombre mulato, les invitaría a tomar un vaso de agua, pero me sentiría aterrorizada por un hombre negro. No me gustan los negros.

La piedad es un sentimiento natural que, moderando en cada individuo la actividad del amor por sí mismos, concurre a la mutua conversación de la propia especie. Es ella la que nos lleva, sin reflexión, en socorro de quienes vemos sufrir; es ella la que en el estado de naturaleza hace de leyes, costumbres y de virtud, con la ventaja de que nadie se siente tentado a desobedecer su dulce voz: es ella la que disuadirá a todo salvaje robusto de quitar a un débil niño, o a un achacoso viejo, su subsistencia adquirida con trabajo, si él mismo espera poder encontrar la suya en otra parte; es ella la que, en lugar de esa máxima sublime de razonada justicia: haz al prójimo como quieras que hagan contigo, inspira a todos los hombres esta obra máxima de bondad natural mucho menos perfecta, pero quizá más útil que la precedente: haz tu bien con el menor mal posible para el prójimo. En una palabra, es en este sentimiento natural más que en los argumentos sutiles que hay que buscar la causa de la repugnancia que todo hombre experimentaría en obrar mal, independientemente incluso de las máximas de la educación. Aunque puede ser propio de Sócrates y de los espíritus de su temple el adquirir la virtud por medio de la razón, hace tiempo que el género humano no existiría, si su conservación sólo hubiera dependido de los razonamientos de aquellos que lo componen (Rousseau, Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad de los hombres).

- Tengo miedo. En mi vida diaria no hay nada más aterrador para mi que un hombre negro. No me gustan los negros.

Es la razón la que engendra el amor propio, y es la reflexión la que lo fortifica; es ella la que repliega al hombre sobre sí mismo; es ella la que le separa de todo lo que le molesta y aflige: es la filosofía la que lo aísla; es por ella por lo que se dice en secreto ante la visión de un hombre sufriente: perece si quieres, yo estoy a salvo. Sólo los peligros de la sociedad como un todo turban al tranquilo sueño del filósofo y lo arranca de su lecho. Se puede degollar impunemente a un semejante bajo su ventana; no tiene más que ponerse las manos sobre las orejas y argumentarse un poco para impedir a la naturaleza, que se revuelve en él, identificarle con el que asesinan. El hombre salvaje no tiene ese admirable talento y, falto de sabiduría y razón, se le ve siempre entregarse atolondradamente al sentimiento primero de humanidad (Rousseau, Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad de los hombres).

putrefaccion2- No tengo los recursos para superar mi miedo del hombre negro. No puedo entenderlo. Como escritora, escribo sobre lo que veo, lo que experimento y lo pongo en contexto. No me gustan los negros.

¿Qué es la generosidad, la clemencia, la humanidad, sino la piedad aplicada a los débiles, a los culpables, o a la especie humana en general? La benevolencia y la amistad misma son, bien miradas, productos de la piedad constante, fijada sobre un objeto particular: porque desear que alguien sufra, ¿qué es, sino desear que sea feliz? Aun cuando fuera verdad que la conmiseración no es más que un sentimiento que nos pone en lugar del que sufre, sentimiento oscuro y vivo en el hombre salvaje, desarrollado, pero débil, en el hombre civil, ¿qué importaría esta idea a la verdad de lo que digo, sino es el darle más fuerza? En efecto, la conmiseración será tanto más enérgica cuanto más íntimamente el animal espectador se identifique con el animal sufriente (Rousseau, Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad de los hombres).

- No es mi función ser políticamente correcta.

Annelie tiene una enfermedad en el vientre. Annelie se pudre bajo las falda. Annelie Botes es la escritora en afrikaans más leída en Sudáfrica. La antesala de la Putrefacción final está llena al sur de África.

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Dígame

Once lenguas oficiales son el reflejo jurídico de la riqueza cultural de un país y la voluntad de los gobernantes de reconocer la idiosincrasia de la diversidad en la comunidad africana. Los que procedemos de las periferias de los epicentros de poder entendemos el desafío que implica el uso de una lengua en minoría en un mundo cada vez más abierto y a la vez más subyugado al uso de la lengua de la mayoría que ostenta el poder de la autoridad sea cual sea.

Los imperialismos imponen, imponen gobernantes, sistemas de relaciones de todo tipo, y nos imponen la lengua para comunicarnos. Al sur del continente africano, un vuelco electoral que resultó en una mayoría absoluta parlamentaria para el partido de los nacionalistas afrikáners a finales de los años 40, se tradujo en demasiadas imposiciones perniciosas para la mayoría de la población sudafricana. Primero el desalojo y confinamiento en restrictivas zonas exclusivas de los africanos, mestizos e indios, para finalmente imponer jurídicamente una lengua europea hablada por la minoría a la mayoría africana. La lengua es uno de los instrumentos identificadores más importantes de nuestras comunidades y vía transmisora de un pasado histórico cultural. La ley que impuso legalmente una educación en afrikáner a los africanos, y no en sus lenguas vernáculas, pudo ser uno de los muchos factores que conllevó el principio del fin del apartheid. Los chavales de Soweto que cambiaron los pupitres por las barricadas en las calles del gueto como protesta a la imposición del afrikáner en sus escuelas de primaria el 16 de junio de 1976, entendieron que si aceptaban, y sometían a ser adoctrinados en la lengua de los colonizadores de origen holandés, su papel en la historia cultural del país se desvanecería con el transcurrir de los años y con ello dejarían de entender quiénes son. Esos chicos asesinados por la autoridad en el poder por decir no a la lengua de los colonos holandeses, sí sabían quienes eran.

digame2La Sudáfrica post-copa mundial reconoce la identidad lingüística a once comunidades culturales históricas, pero no su igualdad. En estos tiempos que corren, la imposición ya no está escrita por legisladores si no por las nuevas dinámicas del sistema de poder en todas las esferas de la sociedad. Durante el apartheid aprender la lengua de los colonos europeos era un camino hacia la supervivencia. La posibilidad de encontrar un trabajo asalariado estaba exclusivamente restringido, por ley, para aquellos que podían comunicarse en esas dos lenguas imperialistas impuestas en el África del sur: inglés y afrikáner. Cualquier acceso al mundo laboral privado o público imponía su uso. En la Sudáfrica de copas mundiales, la sutileza de los poderosos, que no su legislación, sigue imponiendo el imperio del poder absoluto de las lenguas coloniales: se educa, se legisla, se ejecuta, se juzga, se contrata en inglés y en afrikáner. Las lenguas vernáculas sudafricanas se mantienen a la sombra de los hogares y los lugares lejanos del centro del poder, allí donde uno se siente perdido comunicándose en inglés y afrikáner y en donde la transmisión de lo que somos se hace oralmente. En esos lugares comunicarte en una de las ocho lenguas nativas oficiales constitucionalmente significa que eres un mierda al que el sistema joderá en algún punto de tu camino vital.

Uno de los últimos estudios realizados por una de esas universidades, donde se enseña en la lengua colonial, ha puesto en evidencia la desidia con la que se dirime la aplicación de la justicia entre los hombres y mujeres que se comunican en zulu, xhosa, sotho del norte, sotho, ndebele, swazi, tsonga, tswana, venda. Si perteneces a uno de esas comunidades lingüísticas, y tus huesos acaban en un tribunal, sólo te queda rezar en tu lengua vernácula y mover la cabeza impasible ante un veredicto injusto por una traducción errónea de los testimonios y la presentación de evidencias. A pesar de que el departamento de justicia sólo contrata a traductores que pasan un examen de las tres lenguas oficiales más prominentes en la zona geográfica donde se sitúa el tribunal, en la práctica, las dinámicas de poder heredadas y presentes, junto al imperio lingüístico de adoctrinamiento de las élites, se traduce en examinarse en inglés, afrikáner, y en una de las ocho lenguas nativas sudafricanas. Traducido: en dos lenguas europeas y una sudafricana.

Y el mazo sigue cayendo a favor de la minoría de origen europeo. Los errores en la traducción de las lenguas nativas en los tribunales de primera instancia acaban convirtiendo la aplicación de la justicia en un acto de injusticia con terribles implicaciones para los mismos perdedores africanos de antes y de ahora. Si preguntamos a los sutiles poderosos, pronto saltan de sus confortables sillas para defender un sistema judicial sudafricano que chillan garantista, porque sobre el papel cualquier acusado puede apelar una revisión de su juicio por irregularidades surgidas durante las vistas preliminares. Sutilezas. Las estadísticas sobre el número de ciudadanos que apelan en casos de “errores de traducción” no engañan sobre quién, o más rigurosamente, sobre quién puede apelar, aquellos que están en mejor situación económica. Traducido: una minoría en Sudáfrica.

digame4El estudio no deja lugar a la duda sobre la situación de la aplicación de justicia en las periferias del centro de poder sudafricano, señalando con el dedo acusador la desvergüenza de no disponer de traductores de tribunal aptos para la traducción de las lenguas vernáculas que garanticen el derecho a un juicio justo. El sistema de adoctrinamiento de las élites que se mantiene desde el apartheid hace que esos errores de traducción pasen desapercibidos para una gran mayoría de los magistrados y fiscales del país, simplemente porque desconocen las lenguas indígenas habladas en la tierra que habitan. Las garantías procesales saltan por los aires para unos ciudadanos indefensos frente a traductores sin escrupulos explotando fisuras judiciales e intencionadamente malinterpretando evidencias para influenciar el resultado del procedimiento. Traducido: garantista y una mierda.

La generación del 16 de junio de 1976 que se rebeló contra la tiranía lingüística de la colonización europea sigue iluminando el camino. El cuerpo agonizante del estudiante de primaria, Hector Pieterson, está presente en nuestras mentes como siguen viva la supremacía lingüística de los colonos europeos en la tierra de los zulus, xhosas, sothos, ndebeles, swazis, tsongas, tswanas, vendas.

Escena reconstruida en un tribunal del Cabo
Testigo xhosa: Benukuphi ma madoda (¿dónde están los hombres?)
Traductor del tribunal: los hombres estaban en casa
Testigo xhosa: Mabedubula abantwana (cuando los niños fueron disparados)
Traductor del tribunal: cuando los niños amenazaban al profesor
Testigo xhosa: Benikhupi na (¿dónde estabais?)
Traductor del tribunal: estabas en casa
Testigo xhosa: Abantwana besahaywa ngezimbokodo (cuando los niños tiraban piedras)
Traductor del tribunal: cuando los niños dispararon al profesor
Testigo xhosa: Benikhupi na (¿dónde estabais?)
Traductor del tribunal: estabais con ellos

Hector sí sabía quién era ¡amandla!.


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